Los Tiempos
Los Tiempos;La Razón
18/09/2003
A1.7
Bloqueos, sables y legitimidad estatal
ZEGADA C., MARIA TERESA

La actual situación parece conducirnos nuevamente a la agudización de los conflictos sociales: bloqueos camineros, huelgas de hambre y movilizaciones sociales; en w o casos propiciadas por actores sociales con demandas muy puntuales como es el caso de los colonizadores del norte de La Paz, c de la Csutcb conducida por Felipe Quispe; o bien movilizaciones de mayor alcance orientadas a temas de política nacional como la marcha anunciada por el Estado Mayor del Pueblo en varios departamentos del país en defensa del gas.

La negativa de Evo Morales a firmar el documento de Reencuentro Nacional fue una señal política de sus posiciones futuras, de intransigencia e incapacidad de buscar transformaciones en el marco del diálogo y la concertación democrática. La historia parece repetirse irremediablemente con las mismas lógicas y comportamientos sin demostrar un aprendizaje de las experiencias pasadas y poniendo descarnadamente en riesgo el futuro.

Pero las viejas lógicas también se repiten desde el ámbito estatal. El Gobierno continúa reproduciendo los comportamientos del pasado, olvidando que la gestión democrática no descansa en los acuerdos de origen que le permiten acceder a la Presidencia, en las alianzas parlamentarias que fortalecen las mayorías en el Congreso o en la ampliación de las coaliciones gubernamentales, sino básicamente en la capacidad de generar legitimidad social, es decir, lograr consensos, adhesión y apoyo social como resultado de una acción política permanente. No toma en cuenta, además, que el país requiere discursos claros, señales concretas respecto a los cambios en la forma de hacer política, como por ejemplo, medidas radicales en la lucha contra la corrupción, frenar la impunidad de la política y atender las demandas sociales antes que seguir beneficiando a los mismos sectores privilegiados; en definitiva los partidos siguen actuando como si la instri.. la política no tuviera límites.

En estos momentos de recrudecimiento de conflictos, se está equivocando nuevamente la orientación de las acciones políticas, sin prever o tomar conciencia plena, de que los resultados en el largo o en el corto plazo podrían ser negativos para todos. Se está recurriendo otra vez a la lógica del juego de la gallina en que se busca ganar al otro forzándolo a ceder y demostrándole al mismo tiempo que no se está dispuesto a hacerlo. El resultado de estos juegos normalmente es suma cero, es decir la imposición de uno de los dos jugadores sobre el otro, totalmente contradictorio con la lógica democrática; o lo que es peor, se puede producir un bloqueo mutuo y permanente con resultados perniciosos para la convivencia social y política.

Así, mientras la oposición recurre nuevamente a medidas de presión con demandas políticas que debieran procesarse a través de instancias y mecanismos específicos como la deliberación o la consulta ciudadana, ya que involucran a la totalidad y no sólo a un sector social; el Gobierno haciendo caso omiso de las expectativas sociales y la necesidad de cambiar sus lógicas de funcionamiento ha optado por un acercamiento explícito a las fuerzas armadas buscando garantizar su mandato. Viene a la memoria la afirmación de algún teórico de las ciencias sociales que señalaba que cuando el Estado llega a un nivel importante de adelgazamiento, es decir de pérdida de legitimidad y sustento social, entonces tiende a sostenerse recurriendo a los aparatos de coerción.

La persistencia de estas orientaciones políticas no augura un futuro venturoso para la democracia, y como alternativa, la única y menos deseable por el momento, es el retroceso hacia el autoritarismo, el estancamiento en los ciclos de la política cual si el eterno retorno no tuviera un costo irremediable para la historia.