Cientos de miles de campesinos, obreros, profesionales, jóvenes y niños celebraron el Primero de Mayo en Bolivia. La dirigencia de la Central Obrera Boliviana brilló por su ausencia.
El sonido lejano de una banda y la explosión de un petardo rompieron el silencio mañanero de la sede de gobierno para anunciar el inicio de los festejos del Primero de Mayo en La Paz. Con su traje dominguero, Jorge Condori llegó hasta el lugar con el estandarte de los rentistas mineros para colocarse detrás de la dirigencia de la Federación de Mineros de Bolivia. Así, uno a uno, desde temprano fueron llegando los representantes de cada organización para iniciar la marcha que no necesitó de la convocatoria ni de la presencia de la Central Obrera Boliviana (COB).
Mientras los discursos de los dirigentes retumbaban cerca a la Plaza de los Héroes, las bases de las diferentes organizaciones empezaron a llenar las calles en una suerte de hormigueo de obreros. Banderas rojas, carteles con frases en contra de la política gubernamental, estribillos de rechazo a la venta del gas, se hicieron sentir con todo el ímpetu que inspira la fecha.
Si a las 09.00 los trabajadores concentrados apenas alcanzaban a unos 1.000, hacia las 10.30 su número creció al extremo de que no cabían en las inmediaciones. Se calcula que al mediodía eran más de 20.000 obreros de diferentes sectores los movilizados. A los gremiales, profesionales, universitarios y demás sectores no les interesó que la gran ausente del acto fuera la dirigencia de la COB. Su ejecutivo, Saturnino Mallcu, prefirió pasar el Día Internacional del Trabajo lejos de las organizaciones que tanto cuestionan su gestión.
Las bases de las más de 50 organizaciones que marcharon por las calles de La Paz aseguraron que con o sin la COB los trabajadores lucharán para que el Gobierno cumpla con su obligación de dar empleos permanentes, defender las reivindicaciones laborales ante las empresas privadas y las transnacionales, y evitar la explotación laboral e infantil.
Los sindicatos sacaron a relucir su imaginación para demostrar su descontento. Los fabriles armaron un carro alegórico con un monstruo verde que representaba a Estados Unidos tratando de absorber a los países en desarrollo a través del Área de Libre Comercio de las Américas.
La larga fila de jubilados fue equilibrada por otra, la de los jóvenes, niños y adolescentes trabajadores; los primeros, con banderas rojas y los dos últimos, con carteles demandando un trato justo y fuentes laborales para sus padres, para que ellos puedan ir a la escuela.
Durante más de dos horas los manifestantes marcharon por las calles paceñas bajo la atenta vigilancia de efectivos de la Policía, que se apostó principalmente cerca a los edificios públicos.
Cuando la masa empezaba a dispersarse, un altavoz y el sonido de los pututus anunció el ingreso de los campesinos, lideri- zados por su ejecutivo, Felipe Quispe. Más de 4.000, de las 20 provincias paceñas, bajaron desde El Alto para celebrar. A ellos tampoco les importó que la dirigencia de la COB no estuviera. A fin de cuentas, pese a la crisis, pese a la flexibilización, la fuerza obrera vive, dijo un obrero.
En casi todas las ciudades del país las centrales obreras departamentales organizaron manifestaciones por el Día del Trabajo.
Testimonios
Este Gobierno no es del pueblo
Miguel zubieta. Minero.
La situación del trabajador en Bolivia está totalmente desatendida por el Gobierno. Este Gobierno no es del trabajador ni del pueblo, es de los empresarios privados, de las transnacionales, del Fondo Monetario, del Banco Mundial. Los mineros necesitamos el apoyo del Estado y éste se niega a darnos. Estamos convencidos de que el régimen tiene que cambiar.
Todos compiten con el pintor
Máximo velasco. Pintor.
El sector constructor cada vez sufre más con la crisis económica. Somos del Sindicato de Pintores y chocamos con el 21060, especialmente con la libre oferta y demanda. A nosotros nos imponen el salario. Tenemos a 100 afiliados porque los otros se fueron a buscar otros trabajos. Al pintor le hacen competencia todos, ya que la mayoría de los desocupados se vuelven pintores.
La situación es dramática
Alex Gálvez. Fabril.
Los trabajadores de ahora trabajan más de ocho horas con salarios que no alcanzan para mantener a la familia. El obrero y su esposa tienen que dejar a los hijos menores y salir a trabajar con los mayores. Los fabriles de estos tiempos son retirados, su situación es dramática, pues si hay trabajo se gana por debajo del sueldo mínimo. El sector productivo necesita apoyo del Gobierno.
Quizá la COB no está a esa altura
Felipe Quispe. CSUTCB.
Todos los trabajadores nos hemos volcado a protestar contra el Gobierno y su modelo salvaje que nos oprime y desocupa a mucha gente. Los trabajadores actualmente se encuentran oprimidos y explotados como siempre. Tal vez la organización matriz, la Central Obrera Boliviana (COB) no está a la altura de los trabajadores. Queremos que liberen a nuestros dirigentes.
Nosotros los desocupados...
Alfredo Paredes.
El trabajador vive en la incertidumbre porque no sabe si va a tener trabajo o si va a estar desocupado. El sistema nos está poniendo en situaciones difíciles y a nosotros los desocupados, en una lucha frontal con el Gobierno. Pedimos a todo el pueblo de Bolivia la unificación en torno a esta lucha y pelear contra el hambre, la miseria y el desempleo que rodea a las familias.