Este primer conflicto entre el Gobierno y la única oposición posible -el MAS- está poniendo en juego mucho más de lo que aparece en la superficie. Las piedras y ahora las
mesas definirán el alcance futuro del proyecto político de Evo y el MAS, los límites de un gobierno que quiere concluir su proyecto liberal y hasta el rearme intelectual de una izquierda rescatada por un indigenismo feroz... ¿Qué hará el Gobierno cuando se le agoten los buenos anuncios?
Aunque no lo parezca, el enero de Sánchez de Lozada dejó más muertos que os seis de abril y los siete de septiembre de Banzer. La síntesis numérica del conflicto -catorce días de pelea, once muertos y siete mesas de negociación- no guarda relación alguna, por su desoladora repetición de ataúdes, con la síntesis política: un equilibrio temporal entre las partes, el Gobierno obtiene la pacificación del país (dialogar sin medidas de presión) y Evo Morales, la apertura de una negociación mucho más amplia de la que el Ejecutivo quería (gas, ALCA, capitalización...). Para el jefe del MAS, el domingo 26 -día en que se abrieron las negociaciones con la firma de un acta- significó más que la jornada final del conflicto el día en que rompió definitivamente su enclaustramiento cocalero sindical. Evo es ahora el negociador del gas.
En términos de medición de fuerzas el conflicto sirvió de palestra de exhibición y "autodemostración" para ambas partes. El diputado tropical se convenció, a pesar de que la movilización no tuvo la envergadura esperada, de que es capaz de bloquear un gobierno bastante más hábil que el de Banzer; y el Gobierno, por su parte, recobró la autoridad (militar) perdida por e1 Estado años atrás. Se demostró también que en esta democracia los muertos son relativos: probablemente los once caídos en catorce días le hubieran costado la silla presidencial a Banzer.
Luego, a pesar de tanta mesa y tanta silla se confirma lo que ya se veía venir, el conflicto resiste y permanece con o sin cambio de gobierno, convirtiéndose en un rutina nacional cíclica desde abril del 2000. Hasta ahora son todas variaciones-en meses, bloqueadores y muertos- de un mismo conflicto.
Lo que está por verse es hasta qué punto la transición electoral de sindicato cocalero a partido de 581mil votos y treinta y cinco parlamentarios le ha restado fuerza social a un Evo Morales que armó un Estado Mayor del Pueblo con demasiados "adherentes disidentes" que dicen participar pero negocian por su cuenta: COB, colonizadores, CSUTCB...
Mesas y más mesas
Mientras tanto, el Gobierno abre mesas y más mesas (siete con Evo, cuatro con la COB y varias desperdigadas entre CSUTCB, colonizadores, sin tierra...) hasta el extremo de poner en duda si agotará todos los funcionarios del Ejecutivo disponibles para atenderlas. No estaría mal que ensayara un nuevo eslogan: "Mesas por empleos':
Pero son mesas quizá más cómodas para el
Gobierno -que tiene bastante claro su discurso- que para Evo y sus movilizados.
Para Morales estas mesas son un enorme desafío que le han obligado a buscar, con urgencia, invitados y argumentos que le permitan aparecer frente a la opinión pública con la credibilidad suficiente como para que se los empiece a considerar una opción de gobierno alternativa y viable hacia las municipales del 2004 y, sobre todo, las presidenciales del 2007. Lo que está en juego, en definitiva, es el rearme intelectual de una izquierda rescatada por un indigenismo de gran efervescencia popular y excitada por un contexto regional favorable: un Lula ovacionado en Davos y dos ex golpista (Chávez y Gutiérrez) que mezclaron con éxito lo militar-popular.
¿Somos alternativa o no?
Esta ambiciosa fórmula de negociación va a obligar al MAS (aunque Morales insiste en que este diálogo no es del MAS sino de los movimientos sociales) a construir un discurso político coherente y propositivo que supere las típicas consignas aplicables como fusibles al ALCA, a la capitalización o al gas. Las felicitaciones del Foro de Porto Alegre -que Evo dice haber recibido- no sirven de mucho en las mesas.
Si el MAS fracasa en este intento de debatir con inteligencia sus posiciones, sólo le quedará la opción de recurrir de nuevo a un foro parlamentario donde hasta el manejo de la amplificación está en manos de la mayoría oficialista.
Por eso, las mesas de negociación tienen dos caras: se instalan porque la violencia tocó techo pero expresan también pequeños frentes donde las posiciones políticas son absolutamente opuestas. Cada una de las mesas representa un nuevo conflicto aletargado que puede detonar cuando el Gobierno tenga que decidir irremediablemente sobre políticas vitales para su continuidad: la exportación del gas, la modificación del régimen tributario...
Las posibilidades de que este diálogo conduzca a acuerdos son remotas. De las seis mesas que quedan abiertas (la de coyuntura y concluyó su trabajo, llegando a acuerdos sobre indemnizaciones y otros ajustes propio del día después de la batalla) sólo la de tierra territorio tiene expectativas ciertas de alcanzar soluciones si es que el Gobierno decide re modelar su insuficiente Plan Tierra incorporando algunas demandas sobre dotación d tierras o reestructuración institucional de INRA-
La coca permanece tan trabada como siempre (la "pausa" lo tranca todo) y las otras mesas (gas, ALCA, presupuesto y capitalización son consideradas por el Gobierno simples espacios de consulta, debate e información social.
Por lo tanto, sería erróneo pensar que con sic te, diez o quince mesas, el Gobierno esté dispuesto a cambiar el eje de sus políticas y su doctrina liberal: continuidad en la erradicación exportación del gas por el puerto comercial mente más apetecible (Mataran¡, Chile), adhesión a tratados de libre comercio (ALCA) y ejecución de un presupuesto basado en un esquema - "Obras con empleos"- que promete conjurar la crisis económica elevando enorme mente la inversión pública y la deuda.
Nuevos o viejos horizontes
Más allá de la tradicional exigencia de la cocí el movimiento social está tratando de amplia horizontes al proponer y conseguir la discusión de temas nacionales normalmente restringidos a los políticos tecnócratas. Evo cree que por primera vez en la historia del país E gobierno aceptó que se consulte al pueblo sobre políticas de Estado.
El MAS repite que se sintió aislado en el Congreso y que cumplió con su promesa de presionar en las calles. "Si nos quedábamos en el Parlamento nos desgastábamos como oposición argumenta el senador Filemón Escobar.
Mientras tanto, el Gobierno ya gastó toda su munición popular -Seguro Materno Infantil, Bonosol, impuesto a las petroleras falta saber qué sucederá cuando tenga que mostrar la cara fea de su gestión.
MESA COCA: OJALÁ QUE LLUEVA CAFÉ
Toma 41: Coca, cámara, acción...
Si Evo Morales no hubiera recibido cerca de 600 mil votos e130 de junio es posible que la mesa de la coca fuera-como siempre sucedió antes-la única instalada. Pero los votos cambiaron tanto las cosas de la política que ahora el cocalero se siente obligado a encabezar la mesa del gas. Algo que tampoco es preocupante porque en lo que a coca se refiere tanto gobierno como cocaleros han reproducido el esquema de negociación que quedó abandonado a fines de diciembre, tras cuarenta reuniones. Lo han reproducido con tanta exactitud que el diálogo está tan estancado ahora como lo estaba en Navidad.
El problema de esta mesa es casi existencial; no hay nada más de que hablar. Todo está dicho. El Gobierno se niega a admitir la posibilidad de negociar la pausa y se remite a sus postulados sobre una Nueva Política de la Coca cuya esencia es un estudio de mercado del consumo legal. Nada nuevo.
A pesar de haberse reunido dos veces (miércoles y jueves) la mesa no consiguió fijar ni agenda. Así describe el estancamiento Oscar Coca, asesor de las Federaciones del Trópico y uno de los cinco delegados de la mesa: "No veo salida, estamos entrabados. El Gobierno quiere más plazos y no muestra mucho interés. Es poco serio que hoy (jueves) nos hayamos reunido apenas una hora porque el Viceministro (Antonio Oviedo) tenía que tomar un avión".
Nada por aquí, nada por allá...
Pero también hay delegados menos pesimistas que consideran que si no se encuentra una salida al conflicto del Chapare se producirá un efecto dominó que acabará por desmoronar, una por una, el resto de las mesas. De esta corriente optimista moderada forma parte el diputado Jorge Ledezma, elegido en una de las circunscripciones de la provincia Chapare.
Según Ledezma, el viceministro de Desarrollo Alternativo que encabeza las negociaciones por parte del Gobierno, Antonio Oviedo, ha anunciado que en la próxima reunión -prevista para el sábado- se presentará una novedosa propuesta.
"Nos ha dicho que el Gobierno tiene una propuesta novedosa, elaborada por un tal Rodríguez, no sé quién será... Dicen que no forma parte del gobierno.
Vamos a escuchar. A lo mejor se puede dar alguna fórmula de pausa parcial como en algún momento se sugirió. La reunión del sábado va a ser vital e importante?.
Vital e importante porque el domingo las federaciones cocaleras tienen un ampliado en Lauca Ñ donde difícilmente van a tolerar que los delegados lleguen con las manos vacías. Con tres palabras y algo de miedo, Ledezma describe el ánimo de las bases: "Están algo inquietos":
Inquietante es también esperar-como esperan los delegados- que el sábado aparezca un "David Copperfield" (en este caso "un tal Rodríguez") que haga un ejercicio de ilusionismo masivo y convenza a la mesa de que tiene la llave de la solución.
En fuentes de Gobierno, del "tal Rodríguez" dicen no saber nada y se apegan al conocido libreto de la Nueva Política de la Coca. Lo único nuevo es el relevo mirista: "Tuco" Oviedo ha tomado el timón que antes llevaba el joven Ernesto Justiniano, viceministro de Defensa Social. No se descarta, sin embargo, que bajo el influjo de un Jaime Paz que se cree el talismán nacional, el MIR quiera reivindicar su pasado de "coca no es cocaína'; haciendo una pirueta y sacándose un as de la manga.
Si el sábado no pasa nada lo único que le restará a la comisión es fijar la nueva fecha de los bloqueos.
MESA TIERRA: DOTACIÓN O MUERTE
¿Se acuerdan del Plan Tierra?
Si se pudiera hacer apuestas, la mesa de tierra y territorio sería la más cotizada. Y es que viendo lo que piden los delegados y lo que hasta ahora ha ofrecido el Gobierno -en sus discursos y en su Plan Tierra, por ejemplo- hay serias posibilidades de que sobre las cuatro patas de esta mesa se firme algún papel más real que retórico.
Campesinos, colonizadores, indígenas y "sin tierra" han tenido el acierto de simplificar sus demandas en tres enunciados sólidos y concretos. Según explica Alejandro Almaraz, delegado y asesor del Movimiento Sin Tierra (MST), este es el triángulo negociador:
1. Dotación de todas las tierras fiscales: Garantizar mediante un instrumento legal-Decreto Supremo, por ejemplo- que todas las tierras fiscales disponibles sean dotadas a indígenas y campesinos.
Esta exigencia se basa en el Plan Tierra que presentó el Gobierno en septiembre. En este plan se estableció la dotación de 500 mil hectáreas (has) a campesinos y la adjudicación de 750 mil has. como concesiones forestales. La pretensión campesina es que estas 750 mil has. sean también dotadas a campesinos. El argumento del Gobierno es que se trata de tierras de vocación forestal que tienen que ser dadas en concesión.
2. Reestructuración del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) mediante la destitución del director nacional del INRA, René Salomón, y la aprobación de una norma que garantice la fiscalización campesina en el proceso de saneamiento de tierras.
Es difícil recordar cuántas veces se ha pedido la renuncia de René Salomón. Además de la responsabilidad por omisión en sus funciones en la masacre de Pananti y en la de Yapacaní, los campesinos insisten en que Salomón carece del título profesional que le exige la ley para ejercer el cargo de director del INRA.
3. Aprobación de una norma que establezca que toda política agraria o de tierras sea consultada previamente con las organizaciones campesinas e indígenas.
Se trata de una demanda que intenta ampliar y poner en vigencia el derecho a la consulta establecido en el Convenio 169 de la OIT (sobre Derechos de Pueblos Indígenas). Un derecho de consulta que nunca se aplicó y
con el que los campesinos quieren tomar recaudos frente ala extraoficialmente anunciada aprobación de una norma de carga animal (la superficie de hectáreas por cabeza de ganado), desfavorable a los intereses campesinos.
Sin embargo, las posibles ventajas internas de esta mesa contrastan con una seria debilidad externa. La mayor amenaza a lo que se pueda negociar en la mesa tierra y territorio son las negociaciones paralelas que el Gobierno entabló con la Federación de Colonizadores, la Confederación Sindical única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y la facción del MST dirigida por Ángel Durán. De tal forma que el Gobierno puedo manipular sus distintos frentes de negociación para impugnar la legitimidad de las demandas.
Lo que está en juego
"Si en esta mesa hay logros es posible que se flexibilicen las posiciones en las otras mesas" : De esta manera
explica Almaraz la importancia de resolver problemas agrarios acumulados durante seis años de débil gestión de la reforma agraria.
Para un gobierno que ha prometido "relanzar" el proceso agrario, esta es una mesa fundamental. Además, viceministros como Henry Oporto -que está a cargo de la negociación- saben que la naturaleza del conflicto social sigue siendo todavía enteramente rural.