Pulso
Pulso
24/01/2003
A1.7
¿Cuántos muertos hacen falta para dialogar?
GOBIERNO Y COCALER0S NO CRUZAN PALABRA

Después de once días de conflicto el Gobierno puede pensar, equivocadamente, que la opción militar es y seguirá siendo efectiva. Si es así, se estará propiciando que este conflicto acabe por ser el preludio de otro mayor. Por ética y por la responsabilidad política que ambos tienen, Gonzalo Sánchez de Lozada y Evo Morales están obligados a sentarse a dialogar ya.


Hace una semana, el pasado viernes, a un miembro del Ejecutivo que cruzaba el nudo Villazón saboreando cerezas de mucha carne y poco hueso, se le ocurría que una de las posibles salidas al conflicto social era la rendición de Evo Morales. Cabe preguntarse en qué podría consistir esa pretendida claudicación cocalera.

Más allá de la ocurrencia, este planteamiento, de evidente connotación militar, denota cómo para el gobierno de Sánchez de Lozada se ha vuelto urgente demostrar, a través de la gestión de su primer conflicto, la superioridad bélica, militar y de contención del Estado frente a las convocatorias de movilización social.

Una superioridad que, a pesar de ser el principio natural de poder de cualquier gobierno, se quebró, repetida e irremediablemente, desde abril del 2000 cuando la rebelión urbana por el agua en Cochabamba desbordó y puso en jaque la capacidad represiva de un gobierno ?el de Banzer? al que le resultó inútil y hasta contraproducente recurrir a su máxima expresión represiva: el estado de sitio.


La opción militar


En esta ocasión, después de once días de confrontación y tras una semana de diálogo extraviado, el Gobierno dice estar confiado en su capacidad de control del conflicto. Esta es quizá la gran diferencia con el gobierno anterior; la gran similitud son los muertos.

El Gobierno, además, acompaña sus palabras con un despliegue militar desconocido, costosísimo y probablemente insostenible a largo plazo. Durante estas dos primeras semanas de bloqueos abortados, el Ejecutivo ha estado más preocupado en demostrar que las tanquetas y los tanques de antaño son todavía capaces de circular por las carreteras que en encontrar una solución dialogada.

Para el Gobierno ha sido hasta ahora efectiva ?y además mediática y socialmente tolerada? la vía militar. La violación de derechos ciudadanos, el maltrato y la ocupación militar de espacios comunales no han producido el rechazo social que se podía esperar. Al extremo que el Estado no siente obligación alguna respecto a los ciudadanos heridos por la represión. El caso más patético es el del primer herido, que perdió la mandíbula por un balazo y que actualmente sobrevive hospitalizado por la caridad de algunas organizaciones humanitarias. El Estado no tiene intención alguna de reponerle la mandíbula que le quitó.


Quién cerca a quién


Tampoco a Evo Morales y al frente movilizado le ha interesado buscar o ensayar nuevos intentos de aproximarse al terreno del diálogo. Al contrario, respondiendo al militarismo gubernamental, a Evo se le ocurrió ingeniar un "Estado Mayor del Pueblo" ?que se presenta como una comandancia alternativa a la militar?,dar un plazo de cuarenta y ocho horas al Gobierno para la atención de las demandas y pasar inmediatamente a jugar la última carta de la que siempre dispone un líder de oposición: la petición de renuncia del Presidente y del Vicepresidente.

Una petición de renuncia que quizá Morales la pensó más como dirigente sindical ?al igual que lo hiciera en abril del 2001 cuando en la marcha de la Comunal pidiera la renuncia de Banzer? que como jefe de la oposición y segunda figura

política del país.

De hecho, con su petición de cambiar al gobierno en su sexto mes, Evo intenta satisfacer la presión de las bases cocaleras sindicalizadas que en el último ampliado en Chimoré plantearon esta opción. Hace poco más de dos semanas ?como quedó registrado en una entrevista con PULSO? al máximo dirigente de las federaciones del Trópico no se le pasaba por la cabeza el "fuera Goni":


La diferencia de estas movilizaciones con las del gobierno anterior es que, ahora, el objetivo no es acabar con Goni como en algún momento sí lo fue con Banzer...

?Así es. No estamos en eso (en tumbar al Presidente). Hay propuestas concretas y el Gobierno está obligado a responder.


Sin embargo, Morales no calculó las repercusiones de su nueva posición. De tal forma que ahora el Gobierno tiene otro argumento para no negociar: "No se puede dialogar mientras se mantenga el pedido de renuncia del Presidente". Un argumento que acaba también, de rebote, con el trabajo de los facilitadores: "¿De qué van a sentarse a hablar, de si se va o no el presidente?"

Tampoco midió Evo Morales el efecto que podía llegar a tener la radicalización de su postura en su bancada parlamentaria. Una muestra de que no existe buena sintonización entre las demandas de la movilización y los gestos parlamentarios, es que mientras desde el Trópico se pide la renuncia del Presidente en la plaza Murillo se conoce una reunión de tres diputados del MAS ?entre ellos dos de los más cercanos a Evo, Antonio Peredo y Jorge Alvarado? con Guido Áñez, Carlos Sánchez Berzaín y Óscar Eid. La interpretación de Evo es suficientemente explícito: "Cayeron en la trampa del zorro".

Una reunión que quizá tenga que ver con un problema mayor: la neutralización del parlamento como máximo escenario de representación y debate de los problemas del país. Desde que reanudara sus actividades, el pasado lunes, el Congreso ha quedado trabado entre dos posiciones: el oficialismo que dice querer debatir y la oposición que plantea una interpelación a varios ministros.


¿Confías en tus aliados?


Vencido el plazo de cuarenta y ocho horas se puede afirmar que la consecuencia de este ultimátum no ha sido la ampliación geográfica del conflicto o una mayor presión física bloqueadora hacia el Gobierno. El resultado puede haber sido, sin embargo, el abrazo entre Evo Morales y Felipe Quispe.

La desesperación de Evo por ampliar los límites del conflicto y por "descocalizar" las demandas conformando una plataforma nacional, le está llevando a aliarse con dirigentes en los que no confía como Felipe Quispe y Saturnino Mallku. Aunque el "Mallku" sigue representando el segundo mayor potencial bloqueador del país ?el altiplano? sus ambigüedades y sus pro

pósitos son insondables. El hecho de que se sume al conflicto ?cuando hace una semana se burlaba de él? puede tener, al menos, dos explicaciones añadidas: mantener el control sobre las federaciones provinciales del altiplano y mejorar su horizonte negociador con un gobierno que ya anunció, para hoy, la entrega del primer tractor en Omasuyos.

Sin embargo, Felipe Quispe es capaz de convertir el primer tractor en el motivo inaugural para iniciar un ciclo de bloqueos altiplánicos que son todavía una promesa de solidaridad sin fecha.


Conflicto a largo plazo


A la espera de lo que pueda suceder en el altiplano, con una movilización que parece tocar techo en su intensidad y una militarización tan aguda que no cambiaría con un estado de sitio, gobierno y cocaleros entran en una fase de resistencia y desgaste mutuo.

Una fase propicia para que el conflicto empiece a definirse en otros escenarios como el mediático. Muestra de ello es el debate abierto sobre la supuesta aparición de un grupo armado ?Ejército Dignidad del Pueblo (EDP)? cuya estrategia de presentación pública es tan ambigua que se presta para todo tipo de interpretaciones: desde una simulación del Gobierno para justificar la militarización hasta un germen precario de insurgencia campesina.

Estos nuevos ingredientes complican la posibilidad de una salida tradicional al conflicto: la negociación y la firma de un convenio sectorial. Evo Morales no va a renunciar a su intención de consolidar una alternativa política con capacidad de movilización que sea un ariete más antineoliberal en la región.

Soluciones como la aplicación de una "erradicación concertada" ?manejados a ciertos niveles del Ejecutivo? se quedan chicas frente a la demanda de incluir, sin saber aún exactamente cómo, temas de importancia nacional como el ALCA y el gas. Esta es, por lo tanto, una confrontación que podría prolongarse mucho más allá de lo acostumbrado y adquirir un carácter de permanente. Este es un conflicto por un conflicto mayor.


11 DÍAS DE CONFLICTO


Lunes 13. Se inician los bloqueos en el Chapare. El tránsito vehicular es mínimo y el gobierno detiene a 150 bloqueadores.


Martes 14. Día trágico. Se producen las tres primeras muertes y heridos por ambas partes. Sin embargo, no hay intención de diálogo.


Miércoles 15. Se producen dos fallecimientos más. El balance es de cuatro muertos en el Chapare y uno en San Julián (Santa Cruz). También se registran emboscadas en el Chapare con el resultado de cinco militares heridos de bala.


Jueves 16. Tras retornar de Ecuador, el Presidente convoca a Evo Morales a dialogar. El intento fracasa porque se condiciona el inicio de las negociaciones al levantamiento de las medidas de presión.


Viernes 17. El gobierno negocia con los rentistas después de su llegada a La Paz. Sin embargo, la reunión de los facilitadores con el gobierno y con los cocaleros por separado no consigue abrir el diálogo.


Sábado 18. El minero Adrián Martínez es la sexta víctima del conflicto. Falleció en Huanuni (Oruro) tras una protesta de los mineros.


Domingo 19. Tras la creación de un "Estado Mayor del Pueblo Boliviano", Evo Morales le da 48 horas al gobierno para que atienda las demandas sociales. El Presidente no descarta la aplicación de un estado de sitio.


Miércoles 22. El dirigente de la CSUTCB y diputado, Felipe Quispe, se reúne con Evo Morales para anunciar un sorpresiva alianza. Aunque no dice cuando iniciará los bloqueos en el alitplano, Quispe afirma que son inminentes.



Señor Ministro, ¿cómo se ve al Chapare desde el helicóptero?

Cuando se la ve por televisión a bordo del helicóptero con el que sobrevuela todos los días el Chapare, se podría pensar que el Ministro de Defensa, Freddy Teodovich, se ha convertido en un orquestador aireo de la represión militar en un escenario selvático repleto de pequeños grupos que se empeñan en poner piedras, troncos y todo lo que encuentran sobre una carretera que más que un eje de comunicación vial es, para ellos, el instrumento con el que ejercer presión y demanda.

Pero el ministro se empeña en dulcificar su imagen y dice que desde el aire no piensa ni mucho menos en la coreografía militar.


"Sobrevolando el Chapare, tres horas por día, es muy difícil conversar con el ruido de las aspas y da tiempo para pensar. Y parte de los pensamientos que yo tengo es que no puede se?

guir una ecuación así; una ecuación donde cada año muere gente para que no se siembre y cada año se agrede para que se siembre. Es un mecanismo que no es legítimo, que no es ético mantener".

Esa gente que el ministro ve desde el helicóptero espera alguna solución.


Este gabinete, el Presidente y tos negociadores después de cinco encuentros y de 40 reuniones de comisiones han jugado una y otra vez con la posibilidad real de una pausa... ?Así es.


Se ha creado una sobreexpectativa con la pausa...


?La pausa no es posible, no se puede dejar que se siga sembrando cuando se va a hacer un estudio de mercado. Creo que por primera vez se está hablando de modificar la ley (Ley 1(308) y rompamos esas 12 mil hectáreas. Y es ahí donde entra el estudia de mercado, hay que establecer un nuevo número de hectáreas para que ya no tengamos más ilegalidad en el Chapare.


Pero el estudio en el que tanto insisten ustedes es un arma de doble filo, cabe la posibilidad de que se tengan que rebajar las 12 mil hectáreas legales...

?Pero es que hay una lógica que va en contra de ese racionamiento: la población boliviana ha, crecido, sólo el crecimiento poblacional puede indicar que el consumo ha crecido. Se tiene que dictar una pausa pero después de hacer un estudio del mercado legal de la coca.


Usted y el gobierno hablan de que la solución de fondo para el Chapare está más cerca que nunca y sin embargo aplican una militarización con la que parecen querer autodemostrarse y probarse su superioridad bélica...

?No creas, no creas, esas pruebas no se tienen que hacer. Lo que tenemos nosotros ahora es un aparato de disuasión. Su misión se circunscribe a un contexto donde aparece una amenaza de bloqueo que nos obliga a tomar acciones para evitar la agresión a las personas y garantizar su libre circulación.


Sin embargo, se han registrado imágenes donde militares disparan armas de guerra contra campesinos que lanzan piedras desde los cerros, ¿le parece a usted una forma de disuasión proporcional?

?Aquí, la gran diferencia es que este ario, por primera vez, nosotros hicimos que nuestra fábrica de munición produzca munición no letal, dentro de lo que es el mismo armamento FAL. Por qué? Porque yo comparto con usted, desde lo personal, que resulta absolutamente inadmisible mandar tropa a desbloquear con armamento de guerra. Entonces, logramos establecer la producción de munición no letal en el mismo calibre. ¿Qué efecto tiene? Hace el mismo ruido pero no ocasiona daño de muerte.


No le parece que cuando la violencia provoca muertos, heridos, emboscadas y anuncios de surgimientos de supuestas escuadras guerrilleras, el gobierno tiene que encontrar mecanismos de tregua...

?Yo pienso que sí, creo que esa es la palabra mágica. Si usted se fila los rentistas nos dieron una lección. Ellos aceptaron un cuarto intermedio sin renunciar a sus medidas. Yo coincido con usted, le quiero decir muy claramente que no es la vía del enfrentamiento o del control la que nos va a hacer crecer. Yo creo que en el Chapare va a haber una solución, tenemos que hacerlo porque sino Solivia no puede pensar en un desarrollo futuro.