Tres insurgencias desde las villas populares cambiaron las correlaciones de fuerzas nacionales (PIEB, 20.11.13)
Periódico Digital PIEB • 20-11-2013 La “Guerra del Agua” en Cochabamba, la “Guerra del Gas” en la ciudad de El Alto y la resistencia al denominado “Golpe Cívico-Prefectural” en Santa Cruz, hechos sucedidos desde el año 2000, surgieron en los barrios populares para generar cambios en la correlación de fuerzas en el país, revelan tres estudios de caso en el libro “Villas rebeldes. Apuntes sobre las organizaciones vecinales de la periferia urbana en Bolivia”.
La socióloga e investigadora Scarlet Torrico, coordinadora del libro auspiciado por el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), dice que a través de los estudios sobre las más recientes insurgencias en el país se pretendió mostrar el aporte los barrios en estos grandes momentos de la historia.
“Este trabajo fue una mirada desde adentro que nos hizo pensar en las diferentes historias, como la Guerra del Agua, la Guerra del Gas y la resistencia movilizada en el Plan 3000, donde hacía falta mostrar con más nitidez a estos actores que son los barrios, con una mirada más urbana, y de reflejar el aporte de las villas en estos grandes momentos de la historia”, señaló en entrevista con el Periódico Digital PIEB.
Los estudios que empezaron hace más de un año, según la coordinadora, recogen entre otras cosas la experiencia del CEDIB en su trabajo con los diferentes barrios de la zona sur de Cochabamba, y su posterior expansión a otras áreas desde finales de 1999.
“Inmediatamente que llegamos, se dio la Guerra del Agua en abril de 2000, y nos tocó ser testigos de primera mano de la organización del barrio, de su participación en las movilizaciones como fue el caso de Villa Pagador, un barrio muy rebelde y contestatario, que siempre luchó y defendió sus derechos particulares, pero también se sumó a distintas movilizaciones nacionales”, dijo.
En la “Guerra del Agua” en la ciudad de Cochabamba, reconocida como la primera victoria popular contra el modelo neoliberal tras 20 años de resistencia, convergieron nuevos actores urbanos que no se estructuraban bajo la forma tradicional del sindicalismo, sino bajo la capacidad de procesar conflictos por las necesidades básicas. Es a partir del barrio petrolero Villa Felicidad, que se analiza el espacio de construcción social, los procesos asociativos, las organizaciones, los espacios físicos de articulación y las dinámicas que se dieron.
“Vimos que en el estudio no necesariamente lo único importante era enfocarse en estos momentos que habían sido tan significativos, sino en las mismas historias de los barrios para entender con una mirada de más largo plazo, cómo se articula el proceso de urbanización, de constitución de los barrios con el proceso de urbanización en el periodo neoliberal y estos momentos y apuestas de procesos de cambio”, explicó.
En el estudio referido al denominado “Octubre Negro” por la masacre que significó la “Guerra del Gas” en la ciudad de El Alto, se muestra la estructura organizativa partidaria, sindical y social, donde cobra relevancia la urbanización Santiago II, fundada en 1968 y poblada inicialmente por trabajadores mineros y posteriormente copada por los relocalizados mineros en los años 80.
La participación de los vecinos de Santiago II fue fundamental en la lucha de El Alto, debido a su nivel organizativo interno, sus métodos de lucha llevados a las calles. Hubo una réplica del sindicato minero en la organización vecinal, según el estudio.
La Guerra del Gas en Bolivia fue uno de los hitos que desafió a las políticas neoliberales aplicadas en el país durante las últimas tres décadas, y mostró el fracaso de la política económica de la privatización de los recursos públicos, destaca el estudio. Este levantamiento de 2003 se constituyó en el referente histórico que mostró la posibilidad del levantamiento de la población en contra de las injusticias y derrocar a un Gobierno de corte neoliberal como fue el de Gonzalo Sánchez de Lozada.
En el caso de la insurgencia popular que se dio en 2008 en el Plan 3000 de Santa Cruz, la investigadora explicó que el aporte que tuvo este hecho fue el mostrar el poder que tuvo la organización de vecinos, en su mayoría migrantes del occidente, comerciantes, obreros y campesinos en romper un territorio hegemónico como el cruceño.
“El levantamiento del Plan 3000 tiene la virtud de liberarse y romper esa hegemonía que existía hasta entonces en Santa Cruz, en uno de los espacios más duros de planteamientos autonomistas, y dentro de ese espacio aparece un actor popular organizado que dice que no está de acuerdo con su propuesta y que por el contrario, apoya a otro proyecto, eso fue de relevancia vital”, dijo.
La señal que se dio con esa lucha fue mostrar que no toda Santa Cruz era autonomista y que existían barrios dispuestos a defender otros procesos. “De ahí la importancia de rescatar porque después de 2008 se habla del famoso desempate y se abre la posibilidad de un referendo”, señaló.
En los estudios también se muestra la historia de los barrios, su densidad demográfica, sus procesos de construcción, sus tejidos sociales y sus capacidades organizativas.
Metodología
En términos metodológicos, los investigadores acudieron tanto a información bibliográfica como a fuentes de primera mano en los barrios, en el propósito de recoger de la manera más fiel, los tres momentos de rebeliones, lo cual muestra composiciones diversas en los barrios, así como de su flujo migratorio y los tejidos sociales en torno a los espacios organizativos.
Los trabajos contemplan los diferentes momentos de los proceso de urbanización acentuados desde mediados de los 80, y los ritmos de crecimiento especialmente en los años 90´ y 2000, que fueron los más altos, ya que estuvo por encima de la media nacional del tres por ciento (3%).
“Por las proyecciones que se han ido dando aunque no hay datos desagregados a nivel rural y urbano, la tendencia en general es que estamos cerca del 65 al 70% de población urbana en Bolivia. Pero los datos anteriores mostraban cosas más interesantes en cuanto a lo urbano en términos de los indígena, los datos del anterior censo nos mostraban que la mayor cantidad de gente que se autoindetificaba indígena y estaba en zonas urbanas”, señaló.
El libro «Villas Rebeldes» contó también con la participación de los investigadores Gabriela Canedo, Carminia Torrico y Gersón Ventura, además del apoyo de Marina Vargas, Isidora Coria, Beatriz Saire y Jairo Montesinos. Contó con el apoyo financiero de El Col-lectiu y Adjuntament de Barcelona.
Contacto: etorricof@gmail.com
Bibliografía: “Villas rebeldes. Apuntes sobre las organizaciones vecinales de la periferia urbana en Bolivia”. M. Gandarillas, E. Torrico, G. Canedo, C. Torrico y G. Ventura. CEDIB, El Col-lectiu y Adjuntament de Barcelona. Cochabamba, 2013