San Cristobal gasta al día el consumo de agua de Oruro (http://ennoticiashoy.blogspot.com.es, 21.9.17)
Gandarillas participó el miércoles en el seminario internacional sobre Desarrollo Productivo, Justicia Social y Sostenibilidad Ambiental, que comenzó el martes pasado, en instalaciones de la Universidad Católica Boliviana. Expuso el tema de la situación ambiental de Bolivia, en el marco del patrón de crecimiento extractivista, donde presentó una visión casi apocalíptica de la situación que se vive en Bolivia en materia medioambiental.
EXTRACTIVISMO
Ante estos hechos, el experto internacional Eduardo Gudynas manifestó que Bolivia “no está leyendo adecuadamente sobre la evidencia abrumadora de los impactos ecológicos brutales y los efectos sociales y ambientales negativos del extractivismo en la región, en un escenario en el que busca apropiarse de mayores volúmenes de recursos naturales para exportar más y así compensar la caída de los precios de los hidrocarburos”, afirmó.
Según Gandarillas, prácticamente no existe control de campo alguno de las autoridades del Ministerio de Minería. Denunció que en la región la gigantesca operación de San Cristóbal, que administra la transnacional japonesa Sumitomo, utiliza aguas fósiles, afectando a los bofedales y acuíferos de las proximidades.
“Es tal la dispersión de materiales tóxicos que la situación actualmente es incontrolable”, alertó Gandarillas, quien manifestó que los costos de control y mitigación serían cuantiosos. Advirtió que lo que preocupa también es el impacto que esta situación tendrá sobre las comunidades y las nuevas generaciones de pobladores, que se verán muy afectadas por la explotación minera, porque su demanda de agua es intensiva.
MATERIA PRIMA
Gudynas, de nacionalidad uruguaya y quien desempeña el cargo de secretario ejecutivo del Centro Latino Americano de Ecología Social. (Claes), en una entrevista concedida a ANF, señaló que el caso boliviano demuestra que frente a la caída de los precios de las materias primas, el Gobierno, en lugar de intentar diversificar su economía, buscó volverse todavía más extractivista y dependiente de los hidrocarburos y de los minerales.
En criterio del experto uruguayo, el Gobierno boliviano buscó también compensar la caída de los precios de las materias primas en el mercado internacional, mediante la apropiación de mayores volúmenes de recursos naturales, para aumentar los volúmenes de exportación.
“Sorprende que Bolivia no esté mirando o leyendo adecuadamente las tendencias de los países vecinos, como por ejemplo la invasión de petroleras en zonas tropicales en Perú y en Ecuador, donde hay evidencia abrumadora de los impactos ecológicos brutales y efectos sociales muy negativos”, señaló.
EXTRACTIVISMO GENERADOR DE DAÑOS SOCIALES Y AMBIENTALES
Eduardo Gudynas, quien llegó a La Paz para dictar un taller a invitación del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), citó que en Ecuador hay estudios que muestran que si bien las empresas petroleras ganaron dinero, al momento de contabilizar los costos económicos por los daños sociales y ambientales el país podría haber perdido plata y, por lo tanto, podría haber sido hasta un mal negocio alentar el extractivismo.
ÁREAS PETROLERAS
El especialista, al referirse al anuncio del ministro de Hidrocarburos, Luis Sánchez, de subastar 100 áreas de exploración hidrocarburífera, señaló que “Bolivia no está leyendo adecuadamente, y es que esta nueva arremetida contra nuevas áreas de extracción genera todavía mayores conflictos sociales”.
Mencionó casos de conflictividad con muertes en Perú, Ecuador y en Brasil, este último que encabeza la lista de asesinatos a líderes ambientales.
EXPORTACIONES
El extractivismo, en criterio del experto de nacionalidad uruguaya, es el tipo particular de extracción de recursos naturales en gran volumen o alta intensidad, de los cuales el 50% o más es destinado a la exportación como materias primas sin procesar o con un procesamiento mínimo. Incluye fases de explotación, exploración, descubrimiento, y también las posteriores como cierre y abandono de los sitios de apropiación.
El Diario