Poveda: Cooperativismo minero encubre a una élite empresarial (La Jornada, 8.10.2012)
Las cooperativas más importantes -según el investigador-, son aquellas que explotan yacimientos de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) porque no solo recibieron yacimientos, sino que también tienen apoyo del Gobierno con dotación de maquinaria, ingenios y herramientas de trabajo. A esas cooperativas, las llama Poveda «la élite del cooperativismo».
En cambio, hay otras cooperativas que trabajan bajo el sistema del cooperativismo donde todos son socios y donde teóricamente no debería haber distinciones entre sus miembros. «Pero en el fondo, no es un sistema solidario, sino más bien, una forma de encubrir a empresarios privados que se benefician de este tipo de explotación minera, amparados en el sistema cooperativo. No pagan impuestos, no están contemplados en la Ley del Medio Ambiente, y no pagan beneficios sociales a los trabajadores», acotó.
Al revisar las cifras del sector minero, Poveda asegura que los cooperativistas «inflaron» los datos porque en el año 2010, existían 43 mil socios y 1.026 cooperativas, por lo que es poco creíble, que en menos de dos años, esa cifra se haya triplicado.
«El sistema cooperativo, es cooperativa para obtener un yacimiento, y una vez que se obtiene se divide la parcela y cada uno por su cuenta y riesgo explota, ya sea como jefe de cuadrilla junto a otros trabajadores o con su familia; esa forma de explotación obviamente no es sostenible», remarcó Poveda.
En la actual coyuntura minera del país con conflictos no resueltos entre cooperativistas y trabajadores asalariados por el control de la veta Rosario de la mina Colquiri, y los enfrentamientos entre comunarios por la tenencia de la mina de Mallku Khota, entre otros casos, Poveda enfatizó que al haber muchos intereses en juego, la problemática minera en general en Bolivia es muy complicada.
«Hay muchos intereses en juego; la minería mediana que responde a las trasnacionales, los cooperativistas que no son ni empresarios ni trabajadores asalariados, Comibol por parte del Estado, los trabajadores dependientes de las cooperativas y de las empresas privadas, además de las comunidades afectadas por la minería. Todos estos actores presionan por tener una parte de la renta minera», dice.
Sin embargo en criterio del investigador, el sector cooperativizado es el que está generando conflictos, debido a que el «Gobierno prometió darles mayores áreas de trabajo, y ahora que las tierras mineras están loteadas y no hay donde más darles yacimientos, lo que quieren los cooperativistas es aprovecharse de los yacimientos de Comibol».
Paralelamente observa que el sector cooperativizado no es regulado ni supervisado por las instancias medioambientales, y los impuestos que pagan al Estado no superan el 10% de lo que generan con la explotación y venta.
En esa línea afirma que los cooperativistas quieren servirse de la riqueza de Comibol a título gratuito, como socios del Gobierno y potenciales electores de las próximas elecciones. «Claramente se ha visto que el Gobierno ha cedido ante los cooperativistas», agregó.
«Los ganadores son los intereses privados, si bien hoy en día es un conflicto entre cooperativistas y trabajadores, indirectamente favorece a la explotación del capital trasnacional. Las dos trasnacionales Sumimoto, en San Cristóbal y Sinchi Wayra, son propietarias del 72% de ese 74% que concentra la minería mediana»; concluyó.