Petroleras fueron las primeras en plantear acciones ante crisis (El País, 20.1.15)
El investigador y director del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), Marco Gandarillas, concedió una entrevista a El País eN, en la que comparte varios criterios sobre distintas problemáticas económicas y sociales actuales. Destaca el tema de la caída del precio del petróleo, la inversión pública, los problemas estructurales, y nos recuerda los temas que deberían ser permanentemente debatidos por la sociedad para evitar ser sólo observadores pasivos del devenir del país.
El País eN (EP): Hace un par de semanas el vicepresidente Álvaro García Linera dijo a los medios que Bolivia iba a compensar la caída de precios del petróleo explotando y exportando más gas. ¿Cómo evalúas esta idea?
Marco Gandarillas (MG): Yo en principio diría que lo que hemos visto el último año, quizás los últimos dos años, es que el Gobierno no reconoce que hay un problema con los precios en general de las materias primas. Esto es bastante sintomático porque el petróleo ha tenido un súbito descenso que lleva unos tres meses, un poco más, pero la caída de los precios de los minerales lleva ya casi dos años, empezó el 2011 en realidad.
Estamos yendo casi al cuarto año de caída desde el último trimestre del 2011 en los precios de los principales minerales que exporta Bolivia, incluyendo el oro, que se suponía iba a ser el mineral que iba a mantener estable la macroeconomía.
Pero la tendencia ha sido que todos los precios de las materias primas han caído, no sólo de los minerales e hidrocarburos. En el sector agrícola igual se ve la misma tendencia. Entonces llama la atención que no se haya tomado ninguna medida.
¿Entonces cuál es el problema? Yo creo que ese es el primer debate que tenemos que tener como sociedad y como Estado, como país. Yo veo que el problema de fondo es que los productores de materias primas no tienen control sobre los mercados ni los precios de las materias primas que producen, y eso es justamente lo que nos está mostrando claramente la caída del precio del petróleo.
Hemos estado viviendo una situación excepcional de unos cuantos años de precios altos de petróleo, pero finalmente ha habido ahí una contracción general en la economía global.
Lo más llamativo para mí es que quien está planteando una acción sobre la caída de los precios son las petroleras. Hace una o dos semanas la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH, que aglutina a las transnacionales que operan en el país), sacó un comunicado donde ellos plantean que se aumente la producción, ellos plantearon eso antes que el Estado.
Para la CBH, la manera de hacer frente a la caída del precio del gas es aumentar la producción y generar incentivos a la exploración. Esa es una cosa que han ido haciendo las empresas de distintos sectores, incluido el minero. Se reunieron medio secretamente, y su agenda fue básicamente esa, que el Estado genere incentivos a la exploración, que apoye la explotación y que se baje la cuestión tributaria lo más que se pueda. ¿Eso va a resolver el problema? No.
(EP): El Ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce Catacora, dijo que el Estado no tendrá problemas de liquidez, ya que existen abultados saldos no ejecutados de alcaldías, gobernaciones, etc. Un colchón financiero. ¿Cuán útil y duradero puede ser este colchón?
(MG): El último dato que yo tengo es del 2012: son veinticuatro mil novecientos noventa y tres millones de bolivianos de saldos no ejecutados (más de 3 mil millones de dólares). Estimo que este año ha sido más o menos lo mismo. Saldos no ejecutados de alcaldías, gobernaciones y gobierno nacional también. Ahí están también empresas estatales, entidades que no ejecutan lo que tienen presupuestado. Entonces, como dice el ministro, hay un colchón, ¿cuánto puede durar? Dos, tres años.
Yo hice un ejercicio el año pasado viendo el total de las recaudaciones anuales de hidrocarburos versus los saldos no ejecutados de cada gestión y lo curioso es que desde 2008 los saldos no ejecutados son superiores a todo lo que se recauda con hidrocarburos por extracción, sin contar el IHD, etc. Y llega a ser en algunos casos bastante más. En los últimos dos años ha sido por lo menos un tercio más.
Entonces digamos que financieramente el Estado en el corto plazo no se va a ver severamente afectado, y la negociación con las entidades beneficiarias del IDH va a ser esa: que se pueda disponer gradualmente de estos recursos no ejecutados en gestiones pasadas.
Pero lo que va a haber es una enorme presión en los años siguientes, porque esta parece ser una tendencia probablemente de una década; no hay nada que indique que va a haber una recuperación económica incluso en unos cinco años. Entonces las respuestas que están dando van a hacer que se consuman rápidamente estos recursos que se tienen guardados o que se vean los recursos también de las reservas internacionales como una fuente de financiamiento del gasto y de la inversión normal del Estado.
También llama la atención que en el presupuesto general no se haya disminuido la inversión pública y se haya mantenido una proporción similar. Eso es distinto a lo que ha dicho el resto de países, que han bajado el nivel de inversión pública. Pero Bolivia lo está manteniendo, entonces probablemente eso consuma ágilmente los recursos.
Y nuestro problema es que a nivel de recursos naturales estamos mal. El problema de mediano plazo y en ningún caso tenemos reservas suficientes de recursos para solventar explotaciones de gran intensidad. El problema del gas natural, si aceleramos más la extracción, no tendremos más recursos disponibles para el futuro.
También en el sector agrícola hay verdaderamente problemas. Por eso no sorprende que haya la reunión ahora con la CAO (Cámara Agropecuaria del Oriente) y probablemente la discusión ahí sea sobre los nuevos incentivos. ¿Qué tipo de incentivos, de subvenciones indirectas o directas va a dar el Estado al sector? Probablemente créditos también sea la línea de fomento. Lo que es claro es que otra vez vamos a mantener a flote un sector ineficiente que consume demasiados recursos. Los soyeros están en la misma, están pidiendo incentivos, los ganaderos igual.
(EP): Si el Gobierno ya conocía de estas tendencias de hace ya varios años sobre la baja de los precios de materias primas y ahora de hidrocarburos, ¿a qué puede deberse tanto esfuerzo por insistir en el mismo modelo y seguir acelerando la exportación de materia prima?
(MG): Yo creo que le resulta cómodo. Porque francamente, mientras tengan recursos que gastar para ellos no hay ningún problema. Y francamente la visión del ministro (Arce Catacora), respaldada por sus datos, es que en el mediano plazo no hay problema porque hay suficientes recursos a los que se puede echar mano. Vamos a ver cuando no haya estos recursos, pero por el momento ha sido bastante cómodo para ellos mirar del balcón.
Más bien yo veo que la presión ha ido precisamente a nivel fiscal (impuestos) hacia la población. O sea una de las recomendaciones de los organismos internacionales, que el Gobierno ha seguido bien, es aumentar más la presión fiscal hacia los consumidores.
Por eso ha aumentado el nivel de recaudaciones. Cerca del 65% de las recaudaciones son impuestos a la población y eso es una enorme presión fiscal que se da a través de Impuestos Internos. Entonces confían mucho en que mientras se mantenga esa presión impositiva sobre la población no hay problema tampoco.
(EP): Según tu análisis, ¿cuál sería una mejor opción de enfrentar la crisis del petróleo sin presionar tributariamente a la población ni depender de los saldos no ejecutados?
(MG): A nivel productivo tienen que tomarse medidas inmediatas para depender menos del mercado externo y más de las capacidades internas. Por ejemplo en el tema agrícola tenemos problemas gravísimos, importamos demasiados alimentos. Tienen que tomarse mediadas casi de shock para revertir la situación en los próximos tres años. Caso contrario estamos más o menos en una perspectiva como la de Venezuela o Argentina, con serios problemas de abastecimiento. Porque dependen demasiado del exterior.
Va a haber un alivio por la cuestión de los combustibles, se va a disminuir la presión de los costos de importación, pero eso también nos puede incentivar a importar más. Lo que tenemos que hacer es contener las importaciones intentando que YPFB además reduzca el espectro de explotaciones en lo que realmente puede darnos para los próximos años, con miras a satisfacer la demanda interna. O sea el problema de Bolivia a resolver en la próxima década es la demanda interna.
(EP): Entonces, ¿estás en desacuerdo con la idea de acelerar la exportación, el vaciamiento de gas?
(MG): Eso es una locura, vamos a acabar el gas en trece años. Y hoy en día gran parte de la economía de las ciudades y de la población en general, especialmente en las grandes ciudades, está en base al gas. El transporte, las industrias, los hogares, etc., están en función de ese precio bajo de gas natural. Si vaciamos nuestras reservas aceleradamente como plantea el Gobierno y las transnacionales de la CBH vamos a poner en riesgo eso, y no es inteligente. Tenemos que reducir la exportación, sí o sí.
(EP): Entonces entrando un poco ya en lo que dices de reorientar las inversiones del Estado, ¿hacia qué sectores habría que priorizar la inversión?
(MG): Hay dos cuestiones para mí. Una es planificación. O sea el Estado tiene que volver a discutir con la población un plan nacional de inversión pública, priorizando las áreas que son vitales. Por ejemplo saneamiento y servicios básicos, salud, educación. Por supuesto que hay un déficit de infraestructura, pero hay que discutir cuál es la infraestructura más importante a construir.
Y a nivel productivo también. Yo creo que a nivel productivo la situación es realmente alarmante, porque hay un decrecimiento enorme del aparato productivo, una enorme dependencia de las importaciones, el consumo interno boliviano está ligado mucho a las importaciones, y eso es muy peligroso.
(EP): ¿Y cuáles son los sectores productivos que identificas como de mayor importancia y fragilidad?
(MG): En el sector productivo el problema es que estamos ahorita ante una situación, yo no diría sólo de Bolivia sino de casi todos los países, de la enorme dependencia a nivel de productos manufacturados de la China, todo tipo de manufacturas, textiles y otros. Esa situación hace que nuestros recursos se tiren para afuera. Entonces tenemos que reorientar las inversiones en sectores claves de industria nacional.
La industria alimenticia yo creo que es la más prioritaria. La agricultura y la transformación de productos agrícolas a productos de consumo alimenticio, ese es un rubro prioritario. El otro rubro prioritario para mí son los intensivos en trabajo, o sea seguimos teniendo una enorme precariedad a nivel de empleo. Ha habido crecimiento económico sin empleo de calidad.
Por eso creo que parte de la solución es que se abra un debate nacional entre el Estado y la sociedad en general sobre las prioridades de inversión. Y creo que ahí es donde se van a encontrar caminos para ser más eficientes en el uso de los recursos que tiene la inversión pública.
(EP): En el tema de infraestructura, ¿por qué crees que se han priorizado las obras visuales? En salud y educación hay déficit en ítems, hay déficits en infraestructura, pero se está gastando mucho dinero en estadios y cosas así.
(MG): Hay una visión todavía bastante neoliberal sobre la inversión pública. Por ejemplo en YPFB, todo lo que denota este escándalo de corrupción último es que teniendo una cantidad de recursos que probablemente en toda la historia de YPFB no se haya tenido jamás, no se fortalece una entidad pública capaz de asumir tareas logísticas, productivas, etc. Nada. Al contrario, terciariza todo lo que puede. Y a nivel del Estado, si vemos gran parte de la inversión pública, ésta también se va a una cadena muy grande de tercerización.
Tampoco ningún municipio está dotado de capacidades para gestionar los recursos que tiene ni para invertir bien en los sectores que son su competencia constitucional. Entonces yo creo que ese es por ejemplo uno de los temas que sale a la luz de estos años. Y al final todos esos recursos se escurren de sus manos.
(EP): ¿Esta forma de gastar los recursos del Estado tendría alguna relación con el incremento de casos de corrupción?
(MG): Por supuesto, tener tanto dinero lo que ha generado es que proliferen redes de corrupción, porque lo que han hecho es generar mecanismos para aprovecharse ilícitamente de esa cadena de intermediación, de terciarización.
Son demasiadas ya las denuncias que hablan de eso, prácticamente un modelo de acaparar esos recursos a través de la corrupción, del soborno, de la coima. Entonces para mí ese es el digamos el trasfondo que hay de por qué se gasta dinero en determinadas cosas y no en otras que son más necesarias.
Las obras ornamentales son difíciles de fiscalizar. ¿Quién puede calcular cuánto cuesta un parque, con fuentes, con cosas de ese estilo? O sea la sociedad boliviana, con las OTB´s o lo que fuera a lo largo de 15 años de construcción popular finalmente generamos capacidades de fiscalización al Estado en cierto tipo de inversión.
Pero ahora no. Muy poca gente es capaz de fiscalizar inversiones por cómo han manejado el modelo. Entonces todo esto ha generado las condiciones para que proliferen redes de corrupción.
Finalmente también para el Estado es fácil ejecutar eso. Más fácil y administrativamente menos complicado que administrar obras de menor dimensión pero por ahí con mayor impacto social. En Cochabamba nomás yo conozco una docena de grandes mercados, una buena parte sin uso, en el área rural o urbana, hay enormes mercados para los que nunca se hizo el diagnostico, nunca se dijo a qué necesidad iban a responder.
Estamos viendo demasiados proyectos de inversión que no se sabe ni qué problema van a resolver. No se partió jamás de un diagnóstico de necesidad de nada. Por ejemplo sobre la planta nuclear, la viceministra de energías alternativas, que está a cargo del proyecto, no tiene un diagnóstico de cuál es el problema que va a resolver la planta.
Ella dice “bueno va a servir para cuestiones de salud, oncología, va a servir para no sé, mejora de semillas, va a servir para generación de energía”. La prensa le pregunta “¿pero cuál es la demanda pública que va a cubrir esto?”, no tiene idea. Y en cualquier proyecto que veamos de mediana o gran envergadura en general hay la misma expresión, los responsables no partieron jamás de un diagnóstico. En general lo que se quiere es gastar dinero rápidamente y a veces con todas estas trampas.
(EP): ¿Tienes alguna reflexión sobre lo que se viene este año electoral?
(MG): Este año el problema es que aunque digamos que la etapa electoral debería ser una etapa de debate sobre lo que pasa y hacia dónde vamos, en realidad va a ser una época oscura que no permita ningún tipo de debate ciudadano profundo, ni siquiera político.
Me parece que ahora es el momento en que se tiene que tomar medidas, desde el Estado pero también desde la sociedad. Tienen que retomar una acción política que revierta el curso de las cosas. Porque para mí, la sociedad está viendo muy pasivamente el proceso de un enorme deterioro que hay, y los grandes problemas se van a ir haciendo insostenibles.
FORMACIÓN DE MARCO GANDARILLAS
Marco Gandarillas es Sociólogo. Investigador en temas de recursos naturales. Director Ejecutivo del Centro de Documentación e Información Bolivia-CEDIB desde 2007. Autor y coautor de varias publicaciones nacionales e internacionales. Su último libro en co-autoría titula “Extractivismo: nuevos contextos de dominación y resistencias”.
CEDIB nació informalmente a la vida a finales de 1970 y obtuvo personería jurídica en 1993. Es una organización que acopia, sistematiza, analiza y difunde información sobre Bolivia, brinda servicios a centros de enseñanzas, investigadores, medios, organizaciones sociales y a la ciudadanía.
“Yo creo que a nivel productivo la situación es alarmante, porque hay un decrecimiento enorme del aparato productivo, una enorme dependencia de las importaciones”
“Estamos viendo demasiados proyectos de inversión que no se sabe ni qué problema van a resolver. No se partió jamás de un diagnóstico de necesidad de nada”