Nila y los loteadores (Correo del Sur 27.02.2015)
El municipio de La Paz enfrenta desde inicios de año un desastre, no natural por los diluvios o derrumbes, sino humano con nombre y apellido: Omar Rocha; estructura partidaria, el Movimiento Al Socialismo (MAS); y el apoyo orgánico de funcionarios funcionales al estropicio. Entre éstos llama la atención una antigua militante revolucionaria, la Dra. Nila Heredia, que pasó de una intervención fracasada en COTEL a ser subalcaldesa de Mallasa, en el extremo sur de la ciudad.
Rocha, apodado “el malo” por los ciudadanos para no confundirlo con otros homónimos más ilustres, no actúa sólo. Es verdad que le alcanza su propia personalidad para lograr el rechazo unánime de la opinión pública, pero puede firmar lo que firma, autorizar lo que autoriza y hablar lo que dice, porque cuenta con el aplauso del MAS.
Uno de los temas más complejos que enfrenta el municipio sede de gobierno es el de los loteadores y el cerco de alcaldías con escasa estabilidad institucional, que han impedido consolidar los planes de metropolitización para modernizar la urbe.
La usurpación de espacios privados y públicos se da en todo el país, pero en La Paz tuvo este lustro características lamentables. La poderosa acción de los “falsos pobres” que trafican con terrenos se dio justamente en el cinturón de expansión paceña. El municipio de Palca intentó apoderarse de barrios en la Zona Sur, tomó Pongo (que comenzaba a resurgir pero ahora es una aldea más). Mecapaca quiere apoderarse desde Jupapina hasta la calle 8 de Calacoto.
Los terrenos para los parques más populares de Mallasa fueron cercados por “sindicatos”, aunque más parecen propietarios de camiones y radiotaxis. Cuando empezaban a ocupar ese pulmón verde, la Policía Nacional se negó a atender los pedidos del gobierno municipal por ser “opositor”. Ahora hay muchas viviendas, varias de dos pisos, con coquetos balcones “comunarios”.
Anteriores subalcaldes no pudieron hacer mucho ante la amenaza violenta de los “movimientos sociales”. Heredia dijo que asumió su puesto convocada por esas entidades. ¿A quién representan? ¿Cómo logran apoderarse de cerros y aires de río? El propio gobernador César Cocarico intentó colocar avisos alertando la ilegalidad de las construcciones que bloquean para siempre la posible carretera hacia Cochabamba. En cambio ahora, no aparece autoridad para frenar el aplanamiento incesante de colinas en Lipari, el movimiento de tierra hasta bajo los puentes.
Es sólo un ejemplo de la desinstitucionalidad que trajo Rocha y su equipo. De un dinamitazo destruyen diez años de gobernabilidad. Sólo bajo el mandato de Germán “Chaza” Monrroy, La Paz tocó fondo como ahora.