La sociedad de loteadores (Opinión, 13.04.2014)
Por: VÍCTOR FERNÁNDEZ COCA Periodista y escritor.
Aquellas sociedades están dando fin con el granero de Bolivia. Operan los socios en todas las alcaldías municipales del departamento, simulando sancionar a los loteadores ajenos al Municipio, siendo así que trabajan en sociedad. ¿Acaso no es el Municipio que finalmente aprueba planos de construcción y de urbanización de los nuevos barrios, inicialmente clandestinos y posteriormente urbanizados?
Hay que citar un palpable ejemplo de los centenares que existen y que operaron en diferentes gestiones municipales. El botadero de K’ara K’ara era un espacio vacío de propiedad municipal. A medida que se acumuló la basura de la ciudad, se asentaron en las inmediaciones, gentes que viven escogiendo materiales reciclables del basural. Como el material es muy necesario para las empresas recicladoras, la mano de obra que vive y opera en el basural ha ido en constante crecimiento, construyendo sus chozas inicialmente, formando su junta vecinal, después, para luego exigir derechos como un barrio de la ciudad. Servicios de agua potable, alcantarillado y pavimento para sus calles y procediendo al cierre del basural, al no ser satisfechas sus exigencias. ¿Dónde legalizaron la propiedad de sus lotes? en la Alcaldía Municipal. ¿Quiénes aprobaron los planos de construcción de aquellas viviendas? funcionarios de urbanismo de la municipalidad. Y ¿dónde pagan los impuestos de esos inmuebles del nuevo barrio- si es que pagan- en la Alcaldía Municipal.
El ejemplo que citamos es uno de los centenares que existen solo en la provincia Cercado. Las sociedades de funcionarios municipales y loteadores en las 16 provincias de Cochabamba ya son incontables y todos ellos cuentan con el respaldo del partido de gobierno, de algunos concejales municipales y muy especialmente de funcionarios del Municipio que tienen toda una red de socios loteadores que muestran la cara ante los futuros dueños de los terrenos, cuantas veces venden un mismo lote a mas de un interesado. Y cuando las autoridades, el pueblo denuncia, los culpables solo son los comercializadores que no dicen una palabra sobre sus cómplices oficiales dentro del Municipio
Se debe reconocer que en tiempos de los gobiernos municipales de facto, las tierras cultivables próximas a los centros urbanos eran premios a los seguidores del gobierno. Pero cuando vivimos en tiempos democráticos, es el partido del alcalde y no precisamente el alcalde, el que aprovecha su paso por la comuna para hacer fortuna, al margen del salario que les asigna el tesoro municipal.
En realidad, lo poco que queda de la agricultura de los valles cochabambinos está a cargo de las mujeres que quedan en las comunidades, porque los hombres son trabajadores del trópico, por la atracción de la producción de coca y otros beneficios de aquella región tropical, o son inmigrantes en España, Estados Unidos, Brasil y otros países del mundo. Las vendedoras de los mercados comercializan manzana chilena, chirimoya peruana, zanahoria de los valles cruceños, porque las tierras cultivables de los valles de Cochabamba, se han convertido en pequeñas ciudades en las que, sobre las tierras agrícolas se han construido modernos edificios. En el caso de la provincia Cercado no se puede encontrar una región agrícola. Recoleta, Sarco y Cala Cala son ahora los modernos barrios de la ciudad capital que le doblan en población al pequeños casco viejo. Aun ante esta realidad las autoridades y entidades cochabambinas se están preocupando por la conclusión del Proyecto Múltiple Misicuni, un sueño de seis décadas que cuando se haga realidad, simplemente va servir para el aprovisionamiento de agua potable a las poblaciones de los valles central y bajo y seguramente para la producción de energía eléctrica. Va ser de mucha utilidad, pero pudo ser mejor si se conservaban las tierras de cultivo en el granero de Bolivia.