Indomable Nazareth Flores (Página Siete, 25.9.2012)
Desde la acera de enfrente — María Galindo
Itonama, de Magdalena, beniana y dirigente indígena defensora del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Secure. Marchista de la VIII marcha en defensa del TIPNIS, donde perdió un bebé. El dolor de la represión en Chaparina no tiene la fuerza de ahuyentarla de la lucha, de enmudecerla ni de hacerle sentir miedo, sino todo lo contrario. Por eso, ella fue marchista y organizadora de la IX marcha también. Es una de las que estuvo acampando en las puertas de la Vicepresidencia en pleno invierno paceño, la encontrabas allí con su gente cantando por las noches alrededor de un turril con fuego.
Su rebeldía no se aniquila con una represión, porque tiene un fundamento profundo e infinito. No es casual que sea dirigente indígena y defensora del territorio porque su condición de dirigente no es algo más en su vida, sino su vida misma. Es de la generación de hombres y mujeres que se han formado de a poquito, de tallercito en tallercito intuyendo, pensando y utilizando cada poco de información que llegaba a sus manos como pequeña pieza de un gran rompecabezas que le sirve para construir un discurso propio macerado en sus entrañas y que nadie se lo pueda arrebatar.
Nazareth es de la generación de dirigentes peligrosos para los partidos políticos porque es imposible de cooptar, doblegar ni comprar; ni por un carguito, ni por un carrito, ni por un motorcito. El papel de ella no es el de aplaudir y ponerle guirnaldas al Presidente y agradecer por un carnet y un bono. Ella es peligrosa porque dice textualmente: “Esto no es un favor del Gobierno ni es su plata tampoco, sino que es su obligación atender a los pueblos indígenas”.
Nazareth conoce muy bien al ministro de Gobierno porque fueron amigos, pero también porque estuvo en los talleres que él daba como oenegero promotor de los derechos de los pueblos indígenas. Lo que para él era un taller a sueldo, para ella eran las claves para entender por qué su cuerpo es su territorio. Y no es que antes estaban del mismo lado y hoy están en bandos contrarios, sino quizás siempre fue así y no es lo mismo dar un taller que asumir cada palabra con tu vida.
Ella por eso puede mirar de frente a Romero, sentarse y tranquilamente decirle a él y a quien haga falta que la consulta es un fracaso y que la prórroga de ésta es sólo una prueba más de eso; ella puede decirles en su cara que están dividiendo a las comunidades con prebendas y que eso es una labor de destrucción directa de los pueblos indígenas.
A momentos parece un árbol grande y bello con ramas fuertes, un árbol que tiene más de 500 años, es cuando me consuelo pensando que árboles como esta mujer no podrán ser talados para construir la carretera. Cuando canta su voz nos traslada y el aire se llena de olor a mango, porque es una mujer que no tiene vocación para el sacrificio sino para el placer, por eso es además de rebelde inconteniblemente alegre. Las Mujeres Creando hemos querido atrapar su voz cantora en un disco compacto para que el resonar de sus sueños nos evoque los nuestros. El trabajo se llama ni la tierra, ni las mujeres somos territorio de conquista.
No se trata de un acto caritativo o de un auspicio correcto de las citadinas para con la indígena, se trata de algo muy diferente, es la terquedad de seguir construyendo alianzas insólitas entre indias, putas y lesbianas juntas, revueltas y hermanadas para decir clarito que esas alianzas son posibles, que esas alianzas son indigestas para el poder, que esas alianzas son las únicas capaces de transformar la sociedad.
María Galindo es miembro de Mujeres Creando.