El trafico ilegal de mercurio y la minería ilegal de oro en Sudamérica desafían al mundo (Cambio 16, 11.6.20)
En la última década la extracción ilegal de mercurio ha crecido vertiginosamente en Suramérica en franco desafío a la salud humana y ambiental. Su aumento se incrementa a la par de la demanda de oro, una actividad económica que está en auge por su alta cotización y pese a los daños irreversibles que causa al ambiente y a la biodiversidad.
En zonas selváticas o grandes llanuras de Bolivia, también en ciudades fronterizas del Cono Sur, existe un permanente conflicto entre los hombres dedicados a la minería. Pero, sobre todo, entre el hombre y su hábitat.
La supervivencia de los artesanos y sus necesidades económicas se ponen por encima de los daños a su salud y de la destrucción ambiental. Se imponen la ilegalidad y el tráfico de armas. La prostitución y la violación de derechos humanos. La destrucción de la vida silvestre, la desaparición de un maravilloso paisaje.
La Organización de Naciones Unidas considera que el mercurio es uno de los metales más nocivos para la salud humana y los seres vivos en general. En todo el mundo numerosas organizaciones exigen que se prohíba su uso o, al menos, que se restrinja. Los mineros artesanales lo emplean fundamentalmente para separar el oro de la tierra. Se adhiere al metal precioso. Luego hay que calentarlo para que el mercurio se funda y deje a la vista el oro.
El reporte Mercurio global: oferta, comercio y demanda de Naciones Unidas (2017) detalla que entre 2005 y 2015 el uso de mercurio en minería de oro a pequeña escala superó y duplicó a la demanda de este metal para la producción de baterías, así como de dispositivos electrónicos, lámparas y la odontología.
Se calcula que en la actividad extractiva aurífera se consumen entre 1.500 y 2.500 toneladas. También se revalorizó. El mercurio pasó de costar 38 dólares por kilogramo, en 2010, a 45 dólares en 2015. El ciclo de mayor crecimiento de precio del oro.
La Organización Internacional del Trabajo estima que casi 13 millones de personas en el mundo trabajan esa minería y 100 millones de personas dependen de ella para su subsistencia.
Extracción de mercurio en Suramérica
El flujo de mercurio en Suramérica no es nuevo en la región. Pero ha crecido en los últimos diez años por su cercanía a diferentes economías ilegales, dijo Sebastián Rubiano, investigador doctoral de la Universidad de California, Berkeley.
“Es un circuito que existe y que está relacionado con las cadenas de distribución de oro en varios países de la región. A pesar de las prohibiciones de uso y restricciones de importación, el mercurio es un mercado muy activo. Cada vez aparece menos en las cuentas de comercio exterior de los países amazónicos, pero circula mucho entre ello”, señala.
El oro aumentó su valor hasta en 500% en los últimos 15 años y ha generado un auge de esa actividad, específicamente en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Lo que ocurre con el comercio del mercurio en todo el mundo es sorprendente. El incremento es impresionante. Algo está sucediendo.
Mercurio ilegal en Bolivia
El analista Óscar Campanini, del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib), señaló que es impresionante la actividad del mercurio en países como Bolivia. La asocia con el boom de la minería artesanal e ilegal de oro.
Señaló que los índices de exportación apuntan a que hay focos de tráfico ilegal internacional de mercurio. Los márgenes de exportación de oro de Bolivia, por ejemplo, no coinciden con la cantidad de mercurio que se importa anualmente. Está claro que hay un mercado no reportado y una conexión no declarada con países vecinos como Perú.
Campanini explicó que al ser el mercurio un motor de la minería de oro, está conectado con una cadena de economías ilegales relacionadas con la trata de personas, la explotación sexual y laboral, los grupos armados ilegales, y el tráfico y la destrucción de recursos naturales.
Campanini y el Cedib fueron parte de una investigación coordinada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Indicó que el soborno y el contrabando “son comunes” en las zonas donde se practica la minería artesanal y de pequeña escala de oro.
“Las redes de comercio de mercurio son estructuras tipo cartel, con múltiples capas de importadores, mayoristas y minoristas involucrados. Están bien establecidos y generalmente operan en secreto”, señala el informe.