El Tipnis perdió más de 50.000 ha en 36 años (El Deber 16/04/2012)
Estudio. Según la Fundación Natura Bolivia, la deforestación se inició en 1976 en el área denominada polígono 7, donde están los colonizadores
Cecilia Dorado N.
Si la deforestación en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) sigue creciendo al rit- mo que se registra al sur de esta zona, casi la mitad del área protegida desaparecerá en menos de 20 años, aun sin construir una carretera por el medio.
Esa es la proyección hecha por un estudio de la Fundación Natura Bolivia, a partir de la deforestación registrada desde 1976 en el parque, fundamentalmente en el área denominada polígono 7, donde están los pueblos colonizadores. La posible construcción de una carretera que atraviese el corazón del Tipnis agravará este impacto medioambiental.
María Teresa Vargas, directora ejecutiva de la institución, explica que el estudio hecho a base de un análisis histórico de la deforestación e imágenes satelitales del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, evidencia que entre 1976 y 2007 en el Tipnis se perdieron aproximadamente 50.000 hectáreas de bosque por la conversión en suelos agrícolas.
“La deforestación se concentra al sur, cerca del camino de Villa Tunari, próximo a los municipios cocaleros”, explica.
Según el Plan de Manejo del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), a partir del censo 2001 en esa zona existen casi 7.000 colonos, aunque hay estudios que estiman que pueden llegar a ser el doble.
Vargas reconoce que también hay deforestación en la parte noreste del parque donde están las comunidades indígenas, aunque esta es “pequeñísima”, porque los grupos originarios son dispersos y tienen una economía de subsistencia, a diferencia del polígono 7, donde los cultivos, especialmente de coca, son intensivos.
Según Fundación Natura, después del cierre de las minas en 1985 se incrementaron los niveles de deforestación en Chapare y sobre todo en el Tipnis, donde se asentaron muchos relocalizados mineros.
Entre 1992 y 2001 se registró una disminución de la deforestación, atribuida por el estudio a la coincidencia con la aplicación de la política coca cero, con la que se intensificó la erradicación de cultivos excedentarios. Luego, la deforestación volvió a incrementarse.
Rafael E. Rojas Lizarazú, economista y coordinador de la Evaluación Ambiental Estratégica del Tipnis para el Sernap, coincide con Fundación Natura al señalar que la línea roja (límite) del polígono 7 ya está siendo sobrepasada por algunos cultivos.
La línea roja, con 107 kilómetros, es una demarcación hecha en 1994 en mutuo acuerdo entre los colonizadores que en ese entonces estaban liderados por Evo Morales, hoy presidente del Estado, y los indígenas a la cabeza de Marcial Fabricano, para evitar el avance de los colonos; sin embargo, este límite fue rebasado. “Independientemente de si se hace o no una carretera, si se permite que esta gente siga avanzando como lo ha hecho hasta ahora, la deforestación igual será alta”, advierte Vargas de Fundación Natura.
Rojas va más allá y muestra con fotografías satelitales que el fenómeno de la deforestación también se ha dado sobre todo al pie de monte, es decir, en la falda de la cordillera de los Andes, entre las poblaciones de Ixiamas y Yucumo, en el extremo noroeste del Tipnis y que la tendencia en los próximos años sería a atravesar el parque en dirección del polígono 7.
Una de las principales razones es la existencia de caminos y carreteras que están siendo asfaltados, a lo largo de los cuales van proliferando los cultivos y apareciendo otras rutas, además de la existencia de ecosistemas que permiten diversos cultivos al pie de monte.
Rojas considera que hasta la fecha la realidad ha demostrado la debilidad institucional para controlar la deforestación y el problema se repetiría si se llega a construir la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, por el medio del Tipnis.
La diputada oficialista Betty Tejada reconoce que la producción de coca excedentaria sobrepasó los límites de la línea roja en el Tipnis, como parte de la presión demográfica similar a lo que ocurre con la migración campo-ciudad.
Tejada considera que urge tomar medidas legislativas y administrativas para “blindar” todos los parques. “Para nadie es desconocida la ausencia del Estado (municipios, gobernaciones y nivel central) y un ejemplo es Choré, que ha sido invadido”, reflexiona.
Si bien las nuevas leyes forestal, de medioambiente y de derechos de la madre tierra están en la agenda de la Asamblea Plurinacional, Tejada cree necesario generar un previo análisis y debate a partir de los datos que arroja la realidad para no cometer los mismos errores.
Las carreteras producen efecto ‘hueso de pescado’
“En toda construcción de carreteras hay un proceso de deforestación que se denomina el patrón de ‘hueso de pescado arenque’, donde la columna vertebral es la carretera y a los lados y los extremos se van abriendo más caminos” que van a cultivos, haciendas y comunidades, explica Roberto Vides, miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Si bien desde el punto de vista socioeconómico esto facilita el transporte, el acceso a salud y educación, además de otros beneficios, también tiene un costo medioambiental. Por lo tanto, toda obra de esta envergadura debe tener tres niveles de manejo del impacto: preventivo, mitigación y compensación, señala Vides.
Según el experto, la categoría de parque nacional es la más estricta de todas a escala mundial, por lo que la decisión de abrir una carretera por el medio tendría que ser “lo último que un país, en términos de decisión política, debería hacer”. Vides cita el caso de Costa Rica, que tiene el 25% de su territorio como área protegida, y que no tuvo otra alternativa que construir una autopista que atraviesa el parque nacional Braulio Carrillo, instalando un fuerte control en la zona para evitar el efecto hueso de pescado.
Vides ve muy difícil que ese control se pueda ejercer en el Tipnis ante la permanente ausencia del Estado y la presión de la frontera agrícola, sobre todo la producción de coca.
Según María Teresa Vargas, de la Fundación Natura Bolivia, cualquier carretera en el mundo tiende a generar 50 kilómetros de deforestación a cada lado de la vía.
Vargas considera que el presidente Evo Morales, a pesar de los problemas internos en el país, es un líder respetado ante la comunidad internacional y que debería aprovechar eso para decir que está dispuesto a cambiar el trazo de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos en beneficio de la madre tierra, a cambio de que le ayuden a cubrir el costo mayor que significará hacer la vía por otra área del Tipnis.
MEDIDAS
– El primer nivel en el manejo del impacto de una obra es la prevención. Según Roberto Videz, en el caso de la carretera por el Tipnis sería no atravesar el corazón del parque si se llega a determinar que es un área ecológicamente muy frágil.
– El segundo nivel es la mitigación. Si se decide que no hay otra alternativa que construir la carretera por el medio del Tipnis, se debe adoptar una serie de medidas que reduzcan el impacto ambiental tanto en el diseño de la obra, construcción y posejecución. Por ejemplo, no dar territorios para actividades productivas, cuidar el tipo de material usado en la obra, deforestar lo mínimo, no afectar los cruces de agua.
– El tercer nivel es la compensación. El responsable de la obra, sea el Estado o una empresa, debe compensar cuando las medidas de mitigación no son suficientes. Por ejemplo, si la obra afecta 10.000 hectáreas de bosque virgen, el responsable deberá reforestar otra cantidad similar.
«Las prebendas no nos van a condicionar»
Adolfo Chávez / Presidente de la confederación de pueblos indígenas del oriente y amazonia (Cidob)
– El 25 de abril será la novena marcha en defensa del Tipnis ¿los indígenas están unidos?
– Los presidentes y delegados acreditados por las regionales están presentes en las comisiones de organización de la marcha, pese a que desde fuera hay la percepción de que estaríamos divididos.
En todo caso el mejor filtro será la marcha que demostrará quiénes tienen dignidad de personas y cuidan su territorio.
– ¿Qué sentido tiene la consulta en el Tipnis, después de la ruptura del Gobierno con la constructora OAS?
– Es una ley impuesta e inconstitucional que va con un doble discurso, engaño y prebendas en el interior del Tipnis, eso lo ha manifestado la misma comisión de las Naciones Unidas que ha traído cuatro expertos y eso es un enorme descalificativo para el ejecutivo. Actúan tal como lo hicieron los neoliberales y los colonizadores. El colonialismo está todavía en la cabeza del presidente y sus ministros.
– ¿Qué pasa con esos pueblos que recibieron ‘regalos’ del Gobierno?
– No pasa nada, porque ellos están autorizados para recibir los fierros y las prebendas, es un debate que hemos tenido internamente todos los presidentes de las regionales. Además, eso es competencia del Gobierno, son recursos de todos los bolivianos y no debemos sentirnos de ninguna forma condicionados. Eso está claro en el movimiento indígena.
– ¿Cuál es la situación dentro del Tipnis?
– La situación es que el Gobierno está tratando de convencer a la mayor cantidad de comunidades para que haya una aceptación de la consulta y, posteriormente, de la carretera.
– ¿Los militares continúan en la zona?
– Eso es una realidad. Acaban de inaugurar un barco de transporte gratuito en la comunidad Gundonovia, eso significa que hay prebendas y nos parece bien. No estamos molestos. Pusieron una antena de Entel para teléfonos celulares y hemos visto la transmisión de canal 7, todo eso es competencia del ejecutivo y aquí no debemos sentir que la consulta se debe aceptar. Se va a hacer la consulta si los corregidores lo permiten, hasta ahora no lo han hecho y eso significa que están haciendo respetar sus derechos y su territorio.
– Se le atribute al Gobierno la creación de una subcentral del Sécure paralela ¿esto debilita a los indígenas?
– No, porque son ocho comunidades y el río Sécure está compuesto por 20, entonces todavía hay una mayoría que tiene firmeza y en eso no podemos perdernos.