El rol central de la IIRSA para el gobierno boliviano
PABLO VILLEGAS / (CEDIB)
“El deseo que tenemos en Bolivia es que no solamente nos quedemos con un corredor bioceánico, sino tener dos o tres corredores”. Consecuentemente con estas palabras pronunciadas por Evo Morales en 2007, Bolivia habrá invertido al concluir la Agenda de Implementación Consensuada 2005-2010 de la IIRSA un total de 694 millones de dólares. Más allá de 2010, según el Gobierno, la conclusión de cinco corredores superará los 2.000 millones. Sin embargo, sumando las fichas de los proyectos de la IIRSA, resultan casi de 5.000 millones de dólares.
Esto sin contar, entre otros proyectos, varias hidrovías aún no evaluadas. Si a esto añadimos 10.000 millones que se invertirán en la Ferrovía Interoceánica entre el Atlántico y el Pacífico y la inversión en proyectos energéticos de la IIRSA, podríamos superar fácilmente el PIB boliviano de 17.000 millones de dólares. La IIRSA coincide con un patrón de inversión pública vigente desde la liquidación neoliberal de las empresas estatales en 1996. Así, en 2009, el 47% del presupuesto estatal se invirtió en infraestructura. En 2000, se trató del 35%. La IIRSA también incide en el patrón de endeudamiento. El Banco Mundial (BM), CAF y BID han sido esenciales para el financiamiento de la IIRSA en Bolivia. En 1996, el 59% de la deuda externa era con estas entidades, y en 2008, llegó al 78%. Esta dependencia, peligrosa para Bolivia, se incrementará aún más con un préstamo de 10.000 millones que el BM aprobó recientemente. El Gobierno ha priorizado los ejes Interoceánico Central y Perú-Brasil- Bolivia. El primero, que unirá el Atlántico con el Pacífico desde Brasil a Chile atravesando Bolivia, ha sido impulsado por el Gobierno de Morales con un acuerdo firmado el 16 de diciembre de 2006 con Bachelet y Lula. Brasil y Chile invertirán 254 millones de dólares y Bolivia, la mayor parte: 415 millones. Esto nos da una idea de los gastos que afrontará Bolivia para favorecer el tránsito comercial de los países vecinos y el saqueo de sus propias materias primas, pues seis de los diez ejes de la IIRSA se vinculan con su territorio. En 2007 la reacción social boliviano- brasileña ante las represas del río Madera amenazó varios proyectos IIRSA, pero el Gobierno remedió el caso declarando que no se oponía al proyecto. En febrero de ese año Bolivia acordó con Brasil la construcción de un puente fronterizo sobre el Mamoré (parte del complejo Madera) y, pasado el tiempo, sus críticas a la IIRSA cambiaron por una agresiva campaña para la construcción de corredores, hidrovías, hidroeléctricas y grandes proyectos de exportación de energía, aunque el país (segundo en reservas de gas del continente) se autoabastece cada vez menos.
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