El Gramadal entre riadas, loteadores y descuido del municipio paceño (El Diario, 07.09.2013)
La falta de planimetría, muros de contención, proliferación de viviendas ilegales a causa del loteamiento de varios terrenos destinados a áreas verdes y terrenos de propiedad del Gobierno Municipal de La Paz, hacen que los vecinos del barrio El Gramadal se encuentren en estado de alerta y en procura de un contacto con la Alcaldía para buscar una solución a los problemas de este barrio, antes que la situación se descontrole.
El Gramadal, del distrito 21, barrio situado en la zona Sur, ubicado a pasos de la Unidad Educativa Vida y Verdad, se extiende desde la parte final de Següencoma hasta el inicio de Amor de Dios; es además visible desde la avenida Costanera, que pasa por el parque de Las Cholas y el Club de Tenis La Paz.
“El barrio debe tener casi cien años -cuenta Justina Quispe-yo estoy aquí desde que he nacido, hemos crecido aquí y mis padres también vivían aquí”. Hace unos años, El Gramadal era un barrio que albergaba una mayor cantidad de viviendas, pero dada la distinta condición económica de los vecinos, el barrio se dividió, creando así el barrio de Alto Gramadal y Comibol. Este hecho también influyó en la planimetría, ya que al organizarse los vecinos en estos nuevos barrios, la planimetría se realizó en cada uno de ellos.
JUNTA DE VECINOS
Fernando López, vicepresidente de la Junta de Vecinos del Gramadal, afirma que “es por eso que no conseguimos que ayuden con el problema de la crecida del río”, lamenta el dirigente, mientras muestra la afluencia de los ríos de la zona Sur, ubicada en las faldas mismas del barrio.
El más reciente esfuerzo para llamar a las autoridades municipales a que ayuden a solucionar el problema se dio el pasado 4 de septiembre, en el que López personalmente se apersonó a instalaciones de la Alcaldía para dejar una carta al alcalde Luis Revilla.
Según cuenta un preocupado grupo de vecinos, el problema de la crecida de los ríos es permanente. Cada año la temporada de lluvias ocasiona una descontrolada crecida de los ríos en esta zona de la ciudad y los vecinos de El Gramadal sufren el embate del agua que se eleva hasta sus viviendas y que poco a poco va “carcomiendo” el terreno en el que viven y están ubicadas las viviendas.
VECINA DEL BARRIO
Marta Quispe, una de las vecinas más afectadas, muestra un lecho de tierra de aproximadamente 15 metros, en el que se ubicaba el patio trasero de su casa, y donde cosechaba algunas verduras; hoy por hoy totalmente destrozado. Muestra también un árbol de eucalipto que está al borde del precipicio que dejó la crecida del río y cuenta “Ese árbol estaba a la mitad del patio de esa otra casa, y es grave, todos saben que los árboles como estos no crecen de la noche a la mañana”.
Mientras el grupo observa al otro lado del río, donde se ubica el Club de Tenis La Paz, el presidente de la Junta de Vecinos El Gramadal, Edgar Flores, señala que a ese lado del río. La Alcaldía trabaja colocando muros de contención y piedras para que sostenga el terreno y el agua no avance. Sin embargo, las veces que Flores junto a su directiva – que inició su gestión en noviembre de 2012 – intentaron acudir a las autoridades correspondientes, incluso solamente para pedir pedrones, ni siquiera muros de contención que sostengan el terreno; tal y como se hizo en el barrio Amor de Dios se fueron con una respuesta que no los dejó satisfechos. “Nos dijeron que no había piedras para este lado” lamenta, “Estamos poniendo de nuestros bolsillos para alquilar camiones y comprar algunas piedras para defender el terreno”.
Otro problema que enfrentan los vecinos del Gramadal, es el de los loteadores. Flores explica que para la planimetría se exige tener terrenos destinados a áreas verdes; los cuales están correctamente ubicados en el barrio. Sin embargo, el conflicto se da porque se evidencian asentamientos de nuevas viviendas y el cerco de una parte de los terrenos destinados a áreas verdes; como también de las áreas de equipamiento, y de propiedad del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
DIRIGENTE
Un preocupado José Coca, secretario general de la Junta de Vecinos del Gramadal, da cuenta que en terrenos de la Alcaldía pudo evidenciar que vienen personas en horarios nocturnos para medir los terrenos, en este caso exige respeto por un terreno que ni siquiera les pertenece a los vecinos, sino al Gobierno Municipal. A pesar de que se hizo la denuncia, tampoco recibieron respuesta y teme que en el futuro, de que progrese el loteamiento de esos terrenos como ocurre con los destinados a áreas verdes existan problemas entre los vecinos.
Uno de los propietarios de estos terrenos, Fernando Bolaños, posee documentos que respaldan su compra; documentos desconocidos por los vecinos. Bolaños afirma que adquirió legalmente los terrenos y que incluso pagó por una porción de terreno extra, la cual no se le fue entregada, asegurando que reclama a la persona a la cual entregó el dinero para que si bien no se hace el trámite de esa compra, que se le retorne el dinero invertido. El dirigente Edgar Flores intenta explicar esta confusión generada a partir de un mal manejo de previas gestiones que presidieron la Junta de Vecinos.
Ante el conflicto, Flores y su directiva gestionan la posibilidad de volver a anexar al barrio de Comibol al Gramadal, para trabajar conjuntamente en cuanto se refiere a la planimetría de la zona para reclamar y exigir que se dé una solución al problema de la crecida del río y los daños que ocasionan a ambos barrios.
Creen que el trabajo en conjunto podrá ayudar a resolver el conflicto; pero reclaman una respuesta inmediata. Como doña Justina Quispe anuncia, “Si no se hace nada, vamos a tener que salir a hacer una manifestación porque así no más nos van a escuchar, ya no sabemos qué más hacer”, y mientras mira el horizonte, por encima del río, reflexiona: “¿Tienen que morir personas para que recién vengan a hacer algo?”