El CEDIB debe ser preservado (Página Siete, 17.4.17)
Un ejemplo de la intolerancia política e ideológica que se vive en el país es la situación del Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB), una de las entidades académicas más importantes y serias de nuestro medio.
De tendencia progresista, el CEDIB es una organización civil sin fines de lucro, que desde 1970 brinda servicios de información y consulta documental sobre temas sociales de Bolivia y de la región.
Con sede en Cochabamba, el CEDIB funcionó en predios de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) durante 23 años, sin embargo, a pedido de las autoridades de esa casa de estudios deberá abandonar sus oficinas, lo que pone en riesgo su funcionamiento.
Desde hace unos dos años, se viene realizando en el país una campaña de hostigamiento a numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) que, según el Gobierno, realizan un trabajo que atenta contra los planes nacionales de desarrollo. En 2015, 38 ONG, fundaciones y entidades civiles sin fines de lucro fueron declaradas «irregulares” por parte del Gobierno, y condenadas a un año de inactividad administrativa en su tramitación ante el Ministerio de Autonomías en busca de reconocimiento y/o renovación de su personería jurídica en el marco de la Ley 351. El CEDIB fue una de ellas. Ya entonces su director, Marco Gandarillas, sostuvo que esta determinación era parte de una estrategia que buscaba concretar la vulneración de derechos constitucionales referidos a la libertad de expresión y asociación.
Ahora la amenaza ha llegado de otro lado: el pedido de desalojo del rector de la UMSS, Juan Ríos, de las oficinas donde funciona el CEDIB, que pone en riesgo un importante patrimonio documental.
El CEDIB es una de las pocas instituciones en Bolivia que ofrece análisis e investigación relacionados a la defensa de los recursos naturales, la problemática urbana, así como de temas de coyuntura del país y la región. El CEDIB es un referente en producción investigativa, que ha aportado de manera trascendental a la comprensión de nuestra historia y realidad actual, y a las discusiones nacionales e internacionales sobre políticas medioambientales.
Por ello, un centenar de intelectuales de todo el mundo ha enviado una carta expresando su preocupación al respecto. También un numeroso grupo de académicos e intelectuales bolivianos han hecho conocer una carta pública en la que piden detener estas presiones injustas y arbitrarias. «Exigimos que la UMSS y las autoridades no solamente sean ejemplo del respeto democrático al pensamiento crítico, sino que brinden garantías para el funcionamiento adecuado y la salvaguarda del patrimonio documental que el CEDIB representa”, dice un comunicado.
Cuando en 2015, el vicepresidente Álvaro García Linera lanzó su ya tristemente afamada advertencia de que cuatro ONG serían «expulsadas” del país, entre ellas el CEDIB, se le hizo notar que la ley no permite «expulsar” a personas naturales o jurídicas bolivianas, y que ello significaría retomar el exilio, que concluyó cuando se acabaron las dictaduras militares en 1982.
Pero, la estrategia del oficialismo para cerrar el CEDIB ha sido, en esta oportunidad, aliarse con el rector de la UMSS, Julio Ríos, cercano al MAS, para que sea éste quien exija la devolución de los predios que la institución utiliza. ¿Para qué? Para instalar allí un centro de enseñanza de chino mandarín. Si bien no estamos en contra del aprendizaje de idiomas, este objetivo parece menos importante que preservar una institución como el CEDIB.
El rector Ríos niega que se desee el cierre del CEDIB y explica que ya ha vencido el convenio entre las dos entidades para el uso de esos ambientes y que desea su devolución. ¿No sería más interesante e inteligente para una universidad más bien prolongar el acuerdo con una de las más importantes instituciones de archivo del país y estrechar sus lazos con ella? Eso ocurriría con un rector que esté interesado en la vida académica, el estudio y la investigación.
La Universidad Mayor de San Andrés y el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz se han ofrecido para acoger al CEDIB y propiciar su traslado a La Paz, lo que no sería fácil dado el volumen de documentación que alberga esta entidad. En todo caso, es importante que esta institución sea defendida y preservada para bien del país.