Creciente urbanización (Opinión, 26.03.13)
El área urbana de la ciudad de Cochabamba se extendió en 69 por ciento en los últimos diez años. El año 2000, las construcciones ocupaban 8.422 hectáreas y, actualmente, la zona urbana cubre 13.499 hectáreas. Se calcula que este espacio podrá albergar a 1.673.376 habitantes.
La zona sud fue la más afectada. Todavía hay productores agrícolas y sectores lecheros que defienden su tradicional forma de vida, aunque estén rodeados de viviendas.
La presión por ampliar las zonas urbanas es un problema creciente en Cochabamba. Generalmente, se dan asentamientos ilegales y luego tratan de legalizarlos. De acuerdo a la Ley 247, de Regulación del Derecho Propietario, el plazo para que los municipios delimiten el área agrícola y urbana fenece en junio próximo.
Cochabamba y las ciudades del eje de conurbación han acogido a miles de migrantes desde mediados de los años cincuenta. La urbanización fue un fuerte motor para impulsar la economía regional, pero los asentamientos humanos siempre han precedido a la planificación de las municipalidades. A falta de control de las autoridades municipales, la gente se ha asentado en zonas agrícolas, en áreas protegidas y en lugares prohibidos y estratégicos como son los acuíferos.
Luego comenzaron las demandas para que se abran calles, instalen servicios básicos y llegue el transporte público.
En el complejo y acelerado crecimiento urbano, los comerciantes de tierras han obtenido siempre la mejor parte. La especulación del suelo urbano es constante. Decenas de loteadores se han enriquecido con el parcelamiento de tierras agrícolas o engañando a gente recién llegada del interior del país y de las provincias de Cochabamba.
La regularización de las urbanizaciones y el acceso a los servicios básicos es una necesidad y un derecho de miles de vecinos de asentamientos ilegales.
El mayor problema es que la presión por urbanizar está poniendo en peligro a las pocas áreas rurales que quedan cerca de las ciudades. Los agricultores han advertido el riesgo de afectar la seguridad alimentaria. También se ha señalado que para cuando esté concluído el Proyecto Múltiple Misicuni, que contempla riego, además de agua potable y electricidad, ya no tendrá zonas agrícolas que irrigar.