CEDIB: lo que Bolivia gana con el IDH lo pierde en importaciones de carburantes (La Jornada, 25.10.13)
De acuerdo a los datos proporcionados por Gandarillas, el IDH aprobado en la Ley de Hidrocarburos de 2005, permitió al país subir del 18 por ciento (%) al 50%, la participación del Estado en las ganancias de la venta de los hidrocarburos, y de ese modo mejorar los ingresos del erario nacional.
Sin embargo, dijo, políticas erradas de falta de inversión y nuevas exploraciones en el sector se tradujeron en una mayor importación de los carburantes y sus derivados. «Lo que el país gana con el IDH, lo pierde con las importaciones de diesel y otros carburantes», señaló. El investigador explicó que mientras en 2005, las importaciones de los combustibles, el significó al Estado boliviano 259.515.704 dólares, el año 2012, por el mismo concepto se tuvo que pagar 1.255.051.505 dólares, en un contexto desfavorable para Bolivia, para la renegociación de los contratos petroleros. «Argentina y Brasil negocian una baja significativa del precio del gas natural, y paralelamente la idea de las compañías que presionan es que internamente deben subir los precios de los hidrocarburos para que las importaciones se hagan sin los trámites de pago de crédito fiscal que es lo que no quieren, sino al cash», dijo. De acuerdo a los datos emitidos por el Gobierno, señaló que se estima que para este año, el Estado destinará 1.400 millones para la subvención Gas Licuado de Petróleo (GLP) y otros derivados. La reserva remanente de petróleo y condensado del país al año 2012 llegó a 159.86 millones de barriles (MMBbl) y en 2013, la reserva remanente de gas natural a 8.2 trillones de pies cúbicos (TCF por sus siglas en inglés). «El problema del descenso de las reservas de los hidrocarburos en el país no está bajo el subsuelo, sino en las políticas hidrocarburíferas, eso hay que entenderlo bien», afirmó al lamentar que la última certificación de reservas que se hizo fue el año 2009, por lo que el CEDIB restó los volúmenes extraídos según los datos oficiales. «Pero los cálculos nos hablan de una producción donde la mayor cantidad de los campos no producen ni siquiera 50 barriles (de petróleo) al día, incluso hay algunos que producen solo siete barriles día y los bolivianos pagamos con nuestros impuestos los costos de esa explotación, como si fuese una producción mayor». Según Gandarillas, el petróleo boliviano se agotó, mientras que el gas natural -que tuvo su mayor curva ascendente de reservas entre los años 2000 y 2005-, además de sus máximos niveles de producción y explotación en los últimos cinco años, también comenzó a declinar. «Hasta antes de 2004 había problemas de llegar a los 30.000 millones de metros cúbicos (Mm3) porque las propias compañías que eran propietarias del reservorio del campo Margarita no querían romper esos límites de extracción, pero cuando los precios empezaron a trepar, pasaron de 2 a 4, y luego a 6, los límites se rompieron y en 2010 hubo la crisis por la sobreexplotación», afirmó. El investigador dijo que un mal cálculo sobre las reservas hidrocarburíferas, en el que se sobredimensionó los volúmenes de los reservorios, se fomentó una explotación masiva desde el 2000. «Ahora que se hizo la certificación, de que los reservorios son modestos; se calculó el ratio entre 2009-2013, y se está hablando de 14 años de explotación intensiva, pero sabemos que no se puede extraer al 100 por ciento (%) y que con las mejores condiciones sólo se puede llegar al 80%, pero no se llegará ni al 50% (de lo posible) porque se está implementando un modelo que hace insostenible las estructuras del campo», afirmó. Según Gandarillas, el estimado que hizo el ex ministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, en sentido de que el gas del país se acabará en siete años, es optimista, en relación a los cálculos del CEDIB, que considera que en las condiciones actuales,las reservas se terminarán en los próximos cuatro años.