Por: Jorge Lazzo Valera
La ocupación de terrenos ya es una cotidianidad, porque podríamos asegurar que en Oruro no hay día que no se conozca que alguien se apropió de un lote, de un terreno o simplemente ingreso a las denominadas áreas de equipamiento urbano para iniciar la construcción de su vivienda, lamentablemente, sin que nadie ponga fin a este drama que viven los propietarios de tierras que resultan ser víctimas de los avasalladores.
Dicen que el mal ejemplo cunde y eso parece ser cierto, puesto que fueron las autoridades de la Prefectura del Departamento durante la gestión del prefecto Alberto Aguilar, quienes consumaron la entrega de los terrenos del Parque Industrial en la zona de Vinto cuando fueron avasallados por migrantes del área rural a nuestra ciudad, sin hacer respetar el derecho propietario y lo que es más enajenado una propiedad estatal, dejando a la deriva el importante y añorado proyecto de contar con un área de reserva industrial en Oruro.
Los terrenos para el Parque Industrial de Oruro fueron expropiados a la Sucesión Urquidi a favor de la desparecida Corporación Regional de Desarrollo de Oruro (Cordeor) y, tras su cierre, transferidos a la Prefectura donde ahora hay urbanizaciones y quienes ocuparon esas tierras resultan ser propietarios, por una política equivocada de quienes en su momento buscaban tener sustento y base social para su accionar político. En resumen los terrenos fueron distribuidos como quien reparte una bolsa de golosinas entre sus partidarios.
A eso se sumó otro hecho ocurrido en Caracollo cuando ingresaron comunarios de la zona a los predios de propiedad de la Universidad Técnica de Oruro, en el Fundo de Condoriri, viéndose obligadas las autoridades universitarias a ceder parte de las tierras para evitar conflictos y la ocupación total de los terrenos. Cuando ocurrieron esas dos ocupaciones ninguna autoridad puso fin al avasallamiento de tierras y el mal cunde llegando al extremo que los terrenos fiscales son loteados y ocupados por acción directa de los avasalladores que utilizan a dirigentes y comunarios para lograr un enriquecimiento fácil, por la venta de terrenos y los cobros que realizan a los futuros adjudicatarios que deben pagar cuotas semanales, mensuales y multas si no acatan y hacen lo que los vendedores de lotes determinan.
El avasallamiento de tierras fiscales es también un cotidiano vivir y eso continuará por mucho tiempo más hasta que el Gobierno Municipal no adopte la responsable decisión de recuperar las tierras revertidas al Estado por la Reforma Agraria el año 1952, donde hay terrenos que deben pasar al Municipio de Oruro en Socamani, Sora, Chiripujio, Cala Caja, Mojzuma y Capachos. La recuperación de esas tierras permitirán contar con importante número de hectáreas para ejecutar los macro proyectos que los orureños demandan y además poder evitar la venta indiscriminada de lotes por parte de algunos dirigentes de las comunidades y por los líderes de los avasalladores que actúan utilizando a los comunarios para despojarles a ellos mismos de sus tierras.
Con la permisibilidad de las autoridades municipales y departamentales que hasta la fecha no logran licitar el estudio del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Oruro, toda la capital se ha convertido en tierra de nadie, porque los expertos loteadores o vendedores de terrenos se ubican sistemáticamente en diferentes zonas para conquistar a los comunarios y algunos de sus dirigentes para vender lotes que a la larga se consolidan bajo el concepto de presión social como «nuevas urbanizaciones», sin siquiera tener planos aprobados y lo que es más con superposiciones y hasta despojo de tierras al propio municipio como ocurrió en la gestión del alcalde Edgar Bazán cuando la Municipalidad de Oruro cedió 20 hectáreas de terrenos en la zona de Cala Caja a la Aduana Nacional de Bolivia para construir el nuevo recinto aduanero y no se pudo concretizar su uso porque apareció una propietaria denunciando que había superposición en sus terrenos, siendo así que las autoridades municipales incluso otorgaron la Línea y Nivel para que la Aduana de Oruro inicie la construcción del muro perimetral de los terrenos asignados a cambio de los que ocupan hasta ahora en inmediaciones del mercado Campero y donde debería haber sido construido un moderno mercado central.