Arbitrariedad Vs. planificación (Los Tiempos, 31-03-12)
Por Fernando Prado Salmón – Columnista – 31/03/2012
Desde hace ya mucho tiempo la planificación ha dejado de tener una connotación “socialista” y más bien mientras desaparecía en los países socialistas, que habían hecho un muy mal uso de ella, la planificación era asumida como tarea fundamental por las grandes corporaciones multinacionales y luego por todas las empresas capitalistas, pues los beneficios que se obtenían eran evidentes. En esos ambientes empresariales nace la “planificación estratégica” que llega incluso a promover el marketing y la venta de las ciudades como tales.
Pero mientras el empresariado más avanzado usa la planificación como preciada herramienta para “definir sus objetivos y escoger los medios que se requieren para lograrlos” nuestro sector público toma el camino contrario y en vez de la planificación escoge la arbitrariedad, que es su perfecto contrario.
En esa carrera hacia la arbitrariedad, a nivel nacional se opta por destruir un parque nacional y territorio indígena, en un acto irracional contrario a su Constitución Política, sus leyes, su ideología y sus postulados, liquidando de un plumazo todo lo teorizado hasta ahora.
También en una actitud totalmente arbitraria y contraria a los planes, se decide construir un edifico en altura en plena manzana 1 del valioso centro histórico de La Paz, destruyendo ese patrimonio colonial republicano y atropellando todas las normas urbanísticas de la planificación municipal.
Otro ejemplo: se decide hacer un museo costosísimo en un lejano pueblo, abandonando todas las prioridades planificadas para la cultura desde el ministerio correspondiente, por el solo hecho que allí nació el presidente.
Por último, se decide hacer un aeropuerto internacional de 4.000 mts, en Chimoré, centro poblado de 22.339 habitantes, habiendo dos aeropuertos internacionales en el radio de 250 km a la redonda. Eso no se ve ni en los Emiratos Árabes.
Pero a nivel local no nos quedamos atrás: Nos dedicamos a lo que varios autores llaman el “megaobrismo”. Como dice Gaby Zuna, investigadora de Cedib: “La tendencia megalómana por las obras visibles de hormigón, facilita los grandes negocios, fortalece redes clientelares, dinamiza grandes volúmenes de dinero. En esta red son absorbidos los dirigentes vecinales como cola de ratón…” sostiene también Zuna que “en los barrios suburbanos se ha naturalizado el rol infraestructurista de la Alcaldía, en desmedro de la satisfacción de las necesidades básicas de la población y de la economía local y popular”.
Con ese enfoque, hacemos túneles innecesarios de 10 millones de dólares debajo de aeropuertos que tendríamos que haber trasladado hace 30 años, como en Santa Cruz, con el agravante que podíamos haber cruzado la pista sin problema, pues quedaban 2.000 ml libres de faja; hacemos mercados distritales que quedan desocupados porque no se ha creado la red ni el mercado mayorista, y no se sabe quiénes debe ir allí a vender; o se hacen centros de salud y hospitales que por años quedan cerrados pues no hay fondos ni personal para hacerlos funcionar; remodelamos áreas verdes ya existentes (en vez de crear nuevas) por valor de millones de dólares (el arenal 1,2 millones de $us, el trompillo 2 millones de $us …) y la lista de megaobras es larga…
Conclusión: El abandono de la planificación lleva a actitudes arbitrarias que se traducen preferentemente en la “adicción al cemento”, que olvida las verdaderas necesidades de los ciudadanos, sobre todo de los más pobres, que todos declaran tener como prioridad.
El autor es especialista en planificación urbana, reside en Santa Cruz