Nota de Prensa | Informe al EPU: Mujeres indígenas sufren impactos diferenciados por el mercurio
La explotación intensiva del oro en los ríos amazónicos de Bolivia ha conllevado al uso de ingentes cantidades de mercurio, una sustancia tóxica que ha envenenado organismos humanos, peces, ríos suelo y medioambiente.
El informe “Impactos en los derechos de las mujeres indígenas por la contaminación por mercurio” que será expuesto en Ginebra por la sociedad civil, en el marco de las pre-sesiones rumbo al Examen Periódico Universal (EPU) sobre Derechos Humanos en Bolivia ante Naciones Unidas, advierte que los efectos de la sustancia tóxica empleada en la minería del oro, conlleva efectos diferenciados en la salud, roles familiares y entorno ambiental, particularmente de ellas.
“Se puede evidenciar un impacto diferenciado en las mujeres indígenas; sobre todo en relación a determinados derechos sociales y económicos, esencial para la subsistencia de las comunidades”, señala el informe que será socializado en las pre-sesiones programadas para el 19 de noviembre.
El estudio elaborado por la coalición Alianza por los Derechos Humanos y el Medioambiente (ADHMA) liderada por el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) y la Coordinadora Nacional para la Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), la intersección de género y etnia crea una situación de vulnerabilidad única que agrava los efectos de la contaminación.
En ese marco, se advierte que las mujeres indígenas enfrentan una doble discriminación por su género y su etnia, que se manifiestan en la falta de acceso a recursos, servicios de salud y educación, así como en la exclusión de los procesos de toma de decisiones.
“La contaminación por mercurio exacerba estas desigualdades, ya que las mujeres no solo sufren los efectos directos sobre su salud, sino que también enfrentan barreras adicionales para acceder a tratamientos y buscar justicia” advierte el estudio.
“Habrán mujeres dedicadas a cuidar a hijos con discapacidad”
Al respecto, Ruth Alípaz Cuqui del pueblo Uchupiamona y coordinadora de la Contiocap señala que las mujeres indígenas durante el proceso de gestación pueden verse afectadas en su salud lo que conllevará daños al sistema central nervioso de sus hijos, que puede derivar en discapacidad y daños a su capacidad intelectual.
En este contexto, también derechos a la salud sexual y reproductiva de las mujeres indígenas se ven seriamente afectados.
“Desde ese punto de vista hay evidencias que no se pueden negar de la presencia del síndrome de Minamata en niñas y niños, que requieren del cuidado permanente de sus madres (…). Y aquí la afectación a la vida de una madre que se va a dedicar a cuidar a sus hijos en esas condiciones es de algún modo la convierte en la víctima más directa, y otro tipo de enfermedades”, asegura.
El informe también afirma que “Las mujeres indígenas, tradicionalmente las principales cuidadoras, cargan con la responsabilidad de atender a los niños enfermos, lo que incrementa su carga de trabajo, cuidados y estrés”.
En los estudios realizados en la zona de la Amazonía dijo que se identificó que el grupo más impactado por el mercurio comprende a niños desde los seis meses hasta los 19 años, y es el que sufre más las consecuencias de una actividad minera descontrolada.
“Hemos visto este año en febrero que el Gobierno ha hecho un intento de implementar el Plan de Uso de Mercurio que debió cumplir hace mucho tiempo y no lo ha cumplido hasta el 2017, pero esta dinámica no ha incluido a las víctimas, a los pueblos indígenas, y menos a las mujeres”, cuestiona Alípaz.
En ese marco lamenta la lideresa, que los estudios anunciados por el Gobierno tardarán años, por lo que se retrasarán las acciones concretas de resarcimiento a daños o políticas dirigidas a proteger a las mujeres. “Ése es un tema que vamos a insistir en este cuarto ciclo del Examen Periódico Universal”, sostuvo la lideresa, que forma parte de la delegación boliviana de la sociedad civil en Ginebra.
El mercurio es particularmente peligroso para las mujeres embarazadas y lactantes, afectando al feto y al recién nacido, lo que aumenta la mortalidad y morbilidad materna e infantil.
Según los estudios relacionados con las consecuencias por el envenenamiento por mercurio, la exposición al mercurio tiene efectos devastadores en la salud infantil; donde los niños, niñas y adolescentes expuestos a esta sustancia tóxica pueden sufrir retrasos en el desarrollo cognitivo y motor, problemas de aprendizaje, y daños neurológicos permanentes.
El mercurio es un metal pesado altamente tóxico que puede causar daño neurológico, renal y cardiovascular, afectando gravemente la capacidad de las mujeres para realizar sus labores diarias, sin embargo es importado sin restricciones al país.
Durante el tercer periodo del EPU 2019, las recomendaciones al Estado boliviano estuvieron enfocadas a la adopción de medidas para reducir la mortalidad infantil.
“Sin embargo, se advierte que la falta de acceso a servicios de salud adecuados agravó la situación, dejando a muchas mujeres sin el apoyo necesario para manejar las complicaciones derivadas de la contaminación por mercurio”, afirma el documento.
Además, la falta de acceso a agua ha dificultado el mantenimiento de una buena higiene menstrual, lo que puede llevar a infecciones y otros problemas de salud reproductiva.
En ese marco se instan a garantizar el derecho a la calidad de agua por ser esencial no solo para la salud general, sino también para la protección y el bienestar de las mujeres y niñas indígenas, fortaleciendo así sus derechos a la salud, derechos reproductivos y la igualdad de género.
En la mayoría de los casos son las niñas, jóvenes y adolescentes quienes asumen el cuidado de la familia y hogar por el deterioro de la salud madre y abuela por la toxicidad de la contaminación de mercurio en el agua y los alimentos.
Carga adicional para las mujeres
Las mujeres indígenas, a menudo encargadas de la economía doméstica, enfrentan una carga adicional al intentar equilibrar las demandas económicas con la necesidad de proteger y cubrir el acceso a la salud de sus familias en un entorno contaminado, señala el informe presentado al Consejo de Derechos Humanos.
“En muchas comunidades indígenas, las mujeres juegan un papel crucial en la economía local a través de la agricultura, la pesca y el trabajo artesanal, por lo que su exposición al mercurio reduce su capacidad de trabajar y mantener a sus familias, exacerbando la pobreza, y la dependencia económica e incrementado sus brechas de desigualdad”, apunta el documento.
La contaminación del suelo y del agua por mercurio también ha reducido la productividad agrícola y contamina los cultivos, lo que afecta la soberanía alimentaria.
Las mujeres, encargadas de la recolección de agua y alimentos, se ven directamente afectadas por la calidad disminuida de estos recursos, lo que repercute en la salud y nutrición de toda la familia, lo propio en relación a la alimentación, el pescado es una fuente principal de proteínas para muchas comunidades indígenas.
La contaminación de los ríos por mercurio hace que los peces también se contaminen, lo que pone en riesgo la salud de quienes consumen estos alimentos.
A menudo las mujeres son responsables de la preparación de los alimentos, deben enfrentar el dilema de proveer comida contaminada o buscar alternativas difíciles de conseguir.
El estudio realizado por la Unidad de Toxicología de la Universidad de Cartagena de Colombia en coordinación con el CEDIB y la Contiocap entre los años 2021 y 2022, basado en más de 1.000 muestras de cabello humano de la región amazónica, ha sacado a la luz una crisis de salud oculta: niveles peligrosamente altos de mercurio en la población.
“Las mujeres son las más afectadas, exhibiendo concentraciones alarmantes de este tóxico metal pesado en sus cuerpos”, se sostiene.
Esta investigación se realizó en múltiples cuencas situadas en la Amazonía boliviana, particularmente en los ríos Beni, Madre de Dios y Mamoré. Se observó más de 1.000 muestras de cabello humano y peces, y se evidenció que las y los comunarios presentan niveles promedio de mercurio entre 10 y 20 ppm y en algunos casos incluso superan los 20 ppm, llegando hasta los 30 ppm, e incluso una cocinera de una balsa aurífera que llegó a registrar más de 100 ppm, un nivel que podría ser comparable a los encontrados en Minamata en la década de los años 50´.
El máximo nivel de mercurio que puede tener un ser humano, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, es de una parte por millón (PPM), indicador ratificado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Esta situación constituye en un grave riesgo para la salud pública, sino también un sombrío futuro para generaciones venideras, ya que el mercurio es conocido por causar daños neurológicos, inmunológicos y reproductivos profundos.
La sombra de esta contaminación amenaza con desatar una crisis de proporciones inimaginables en el corazón de la Amazonía, por lo que es crucial que la comunidad internacional se movilice para proteger la región amazónica y a sus mujeres indígenas que la protegen.
La información sobre la contaminación por mercurio y los serios impactos en el medioambiente existen por lo menos a partir del año 2001, a través de una investigación sobre la contaminación por mercurio en aguas, sedimentos y peces del río Beni y sus tributarios.
La discriminación histórica contra las mujeres indígenas en Bolivia ha sido profundamente arraigada y multifacética, afectando todos los aspectos de sus vidas. Durante siglos, han enfrentado una intersección de opresiones basadas en su género, etnia y clase social, lo que ha perpetuado su marginalización y exclusión en la sociedad boliviana.