Las tierras bajas de Bolivia, ricas en recursos naturales, enfrentan serios impactos por la expansión de actividades extractivas. Un taller realizado en Santa Cruz en 2013 analizó estos efectos, resaltando el aumento de actividades petroleras en áreas protegidas y la intensificación de la frontera agrícola, promoviendo el monocultivo y la deforestación.
A pesar de estas acciones, no se observan esfuerzos significativos para mitigar los impactos sociales, ambientales y económicos que conllevan. Este modelo extractivista plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades locales.