El libre mercado y la libre competencia, impuestos desde mediados de los 80´s (eliminación de subvenciones a pequeños productores, reducción de aranceles a la importación, eliminación del control estatal de precios, programas de importación de trigo de EEUU, etc.) son los responsables de la profunda dependencia nacional de trigo y harina, donde los pequeños productores (principalmente del occidente del país) producen poco, cada vez menos, lo que no alcanza para su autoconsumo; donde los productores medianos y grandes (del oriente) producen con bajos rendimientos; y donde alrededor del 80% de la demanda interna de trigo es satisfecha mediante importaciones legales e ilegales.
En síntesis hemos quedado a merced de una competencia desigual que nos hace perder nuestra soberanía alimentaría.
Trigo: pagando la factura del libre mercado
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