ENTREVISTA / ADRIANA PUIGGROS, PREMIO DE ENSAYO DEL CONVENIO ANDRES BELLO
El futuro de la jubilación de maestros, altamente incierto, dice
En el libro De Simón Rodríguez a Paulo Freire, educación para la integración iberoamericana, la especialista plantea que las evaluaciones internacionales tratan de ordenar a los países latinoamericanos acorde con los intereses de mercado
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
El reto educativo de América Latina es no quedarse a merced de los intereses de Estados Unidos o de Europa, los dos bloques económicos y culturales que ejercen mayor presión sobre la zona, y uno de los caminos para conseguirlo es protegiendo la educación como un bien social, afirma Adriana Puiggrós, quien acaba de recibir el premio de Ensayo, del concurso sobre Memoria y pensamiento iberoamericano del Convenio Andrés Bello.
La investigadora argentino-mexicana visitó el país en días recientes. En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibió un homenaje a raíz de este reconocimiento y por su trayectoria académica de más de 30 años.
Puiggrós, ex diputada del Congreso argentino, conversa con La Jornada también sobre los problemas del magisterio. El futuro de la jubilación de los maestros, explica, es altamente incierto en varios de los países latinoamericanos y muchos de los servicios de atención médica que reciben y que solían ser muy eficientes están en crisis.
Doctora en pedagogía y con una larga carrera en la investigación y la academia, Puiggrós fue premiada por el Convenio Andrés Bello por su ensayo De Simón Rodríguez a Paulo Freire, educación para la integración iberoamericana, el cual ya está circulando con el sello editorial del convenio.
Desde hace casi cinco décadas, esta profesora de la Universidad de Buenos Aires mantiene contacto permanente con nuestro país. Aquí vivió 10 años exiliada, porque -explica- cuando era directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires grupos de derecha que participaban en el gobierno de Isabel Perón (que fue el preámbulo del golpe militar) colocaron una bomba en su casa, otra en la facultad y la amenazaron de muerte.
En 1983 volvió a Argentina y siguió vinculada a la UNAM. En 2003 el gobierno mexicano le otorgó la nacionalidad por servicios prestados a la nación, lo cual -dice- es uno de los honores más importantes que ha recibido en su vida.
Estas son sus opiniones sobre los retos de la educación en América Latina:
«Creo que urge acordar medidas de protección de la educación como bien social, manteniendo una posición común ante los organismos internacionales. Es necesario convenir medidas antimonopólicas dentro de -y entre- los pactos regionales, así como programas de cooperación.
«De igual forma -explica- se requiere pactar políticas de intercambios socialmente justos entre los países y bloques regionales, dirigidos a compartir y aumentar el capital cultural latinoamericano; inscribir en los programas culturales y educativos la noción de una identidad latinoamericana y caribeña que se proyecte en valores democráticos que rechacen las diferencias basadas en la injusticia, y a la vez respetuosos de las distinciones culturales, lingüísticas, genéricas, étnicas, regionales, etcétera.»
-¿Cómo resolver el divorcio entre escuela y trabajo, tan presente en la región?
-Se necesita estimular la vinculación productiva de la educación con el trabajo, poniendo en marcha estrategias de educación, investigación y difusión cultural que atiendan las necesidades regionales de saberes socialmente productivos.
«No debe confundirse la mercantilización de la educación y el asalto de las empresas al sistema educativo con el profundo valor que tiene el trabajo como concepto indispensable para formar una ciudadanía económica y socialmente independiente.
«Debe tenerse muy en cuenta que la Unión Europea está construyendo un sistema educativo continental que cobrará mucha fuerza. Por un lado, su influencia permite compensar la de Estados Unidos, pero nuestra educación no puede quedar a merced de los intereses de uno u otro bloque.»
-¿Es posible que América Latina no quede atrapada entre estos dos bloques culturales?
-Por eso debemos formar la masa crítica de recursos educativo-culturales y científico-tecnológicos de América Latina, coordinar las ofertas educativas, el reconocimiento iberoamericano de certificaciones y títulos profesionales, y facilitar la continuidad de los estudios en los distintos países, mejorar la conexión digital, de comunicaciones y los sistemas de información (bibliotecas, archivos, currícula, etcétera), aumentar el intercambio de docentes y alumnos.
«Asimismo, los países latinoamericanos deberían participar conjuntamente en el mercado amplio de sus bienes simbólicos, estableciendo acuerdos sobre los contenidos que circulan en los medios de comunicación, en especial en aquellos espacios que son de acceso libre para los niños y adolescentes, y avanzar en la producción de programas culturales, de difusión científica y educativos en los medios públicos de la región, así como estimular la inclusión de ese tipo de programas por parte de los medios de comunicación privados.»
-¿Cuál es su opinión sobre los resultados negativos que han tenido algunos países latinoamericanos en las pruebas del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA)?
-Justamente en el libro De Simón Rodríguez a Paulo Freire, educación para la integración iberoamericana planteo que esas evaluaciones internacionales, si bien son necesarias, nos comparan desde una concepción neodarwinista y tratan de ordenarnos acorde con los intereses del mercado.
«No valorizan saberes populares ni creativos, políticos, has- ta científico-tecnológicos, que podrían ser socialmente productivos en una sociedad más democrática.
«Por tanto, entiendo que el lugar descalificado en el cual quedaron muchos países del mundo iberoamericano sólo indica que debemos exigir a nuestros maestros y alumnos un doble esfuerzo:
«Que enseñen y aprendan los conocimientos necesarios para alcanzar a las nuevas generaciones que reciben educación en el primer mundo, al mismo tiempo que articular la producción cultural propia. En el mencionado libro recuerdo también la preocupación por arraigar una educación universal a la vez que culturalmente arraigada en Latinoamérica, de muchos intelectuales latinoamericanos, desde el maestro de Bolívar, Simón Rodríguez, pasando por José Vasconcelos, Alfonso Reyes, el argentino Manuel Ugarte y, finalmente, por el brasileño Paulo Freire.»
-¿Cuál es la situación del magisterio en América Latina?
-La crisis económica y las políticas educativas neoliberales afectaron profundamente a los maestros y profesores personalmente, y a sus organizaciones gremiales y mutuales.
«Sus salarios, en términos generales, han perdido capacidad adquisitiva respecto a los de décadas anteriores, y también en relación con los de maestros europeos y norteamericanos. Su futuro jubilatorio es altamente incierto en varios de nuestros países y muchos de los servicios de atención médica, que solían ser muy eficientes, están en crisis.
«En países como Argentina el nivel social en el cual se reclutan los docentes es mucho más pobre que el tradicional. Conseguir un cargo docente significa tener un empleo fijo, con un salario que es atractivo para muchos jóvenes graduados en el magisterio, que provienen de sectores populares.
«Los gobiernos aún responden a las demandas salariales de manera insuficiente, sin responsabilizarse de las consecuencias sobre la sociedad que tiene el hecho de que el magisterio sufra por falta de recursos.»
-¿Han tomado en serio los gobiernos de América Latina la preparación profesional del magisterio?
-Este es un tema pendiente, aunque no se puede generalizar en cuanto a los programas de toda Latinoamérica. Es positivo que en muchos países la formación docente se haya llevado al ámbito universitario, y que no es ya menos de cuatro años. Asimismo, la Universidad Pedagógica Nacional mexicana ha sido pionera de la formación de grado y posgrado que valoriza la tarea docente.
«Por otra parte, desde que se comenzaron a sustituir los aumentos del salario básico con estímulos (una política del Banco Mundial que ha sido aplicada en casi toda la región) se ha sobrevalorizado la investigación frente a la docencia.
«Se necesitan muchos investigadores y hay que invertir en formarlos, pero no puede ser a costa de la docencia.»