A nivel internacional, el sector petrolero es predominantemente oligopólico, con tasas de ganancia significativamente más altas que en sectores competitivos, especialmente en un contexto de precios elevados de petróleo y gas. Ignorar esta realidad podría ser perjudicial para los intereses nacionales. El artículo aborda específicamente el Decreto Supremo 28701 de Nacionalización de Hidrocarburos, y más concretamente su artículo 4 inciso 1.
Este Decreto forma parte del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de Evo Morales, que busca recuperar el control del excedente de hidrocarburos y gestionar toda la cadena de producción de petróleo y gas. La estrategia es posicionar a Bolivia como un centro energético regional en términos de gas y energía termoeléctrica.
El Decreto destaca que el sector de los hidrocarburos debe convertirse en el «motor estratégico» de la economía nacional, generando excedentes y divisas para impulsar el desarrollo productivo del país. Para lograrlo, se plantea un cambio en el rol del Estado, que debe participar activamente en toda la cadena productiva de los hidrocarburos. El objetivo es incrementar el valor agregado de este sector y aprovechar su potencial como fuente de desarrollo económico y bienestar social a largo plazo.