Después de dos décadas de intenso extractivismo en Perú, surgen señales que cuestionan y proponen reformas al modelo actual. Aunque la transición hacia un nuevo enfoque todavía parece lejana, se están gestando procesos locales y una incipiente articulación política que podrían facilitar cambios a largo plazo. A pesar de que el extractivismo minero ha crecido y se ha consolidado como un pilar del comercio internacional, también ha generado una creciente resistencia y cuestionamiento sobre su impacto en el desarrollo.
El futuro presenta tensiones crecientes entre el Gobierno y las comunidades en torno a proyectos mineros. Mientras el Gobierno busca fortalecer el modelo extractivista, las comunidades intentan desafiar esta visión centralista del desarrollo. La pregunta es si una resistencia focalizada puede convertirse en una fuerza suficiente para impulsar un cambio significativo en el modelo de desarrollo, actualmente centrado en el extractivismo.