En el anterior número de Petropress, se abordaron tres sombras que rodean el proceso de nacionalización y la vital empresa estatal YPFB. La primera sombra se refiere a la constante campaña de la derecha y de las transnacionales contra la nacionalización, buscando revertir este proceso y promover la privatización de YPFB, incluso antes del escándalo de corrupción de Santos Ramírez.
La segunda sombra destaca la corrupción dentro de YPFB, señalada por el presidente Evo Morales y el entonces presidente de la entidad, Santos Ramírez. A pesar de las advertencias sobre la identificación de funcionarios corruptos, hasta finales de 2008 no se conocía ninguna acusación oficial contra ellos.
Por último, a pesar del discurso sobre la integración energética regional entre Bolivia y Brasil, la realidad muestra una relación asimétrica que favorece a Brasil. Aunque el Decreto Supremo de Nacionalización establece que el Estado debe tener al menos el 50% más uno de las acciones en las empresas privatizadas, en la práctica, el gobierno logró la casi totalidad de acciones en varias empresas, como Transredes y CLHB, dejando una situación de inequidad en la gestión energética regional.