Durante la cuarentena por el SARS-CoV-2, el objetivo de aumentar las capacidades del sistema sanitario boliviano no se ha cumplido. A 70 días de confinamiento, se evidencia la falta de laboratorios capaces de diagnosticar la enfermedad en todas las capitales departamentales y la escasez de pruebas PCR. Además, no se han recibido los prometidos 500 respiradores ni se han preparado suficientes camas en terapia intensiva.

La creación de hospitales de campaña ha sido insuficiente, y solo unos pocos hoteles han sido contratados para aislamiento. Aunque el gobierno ha entregado algunos ítems al personal sanitario, esto no ha incrementado el número de trabajadores en salud pública, ya que muchos de los beneficiados eran ya personal en condiciones precarias.