Dra. Albert Batista, vice-rectora de la Universidad Católica de Santo Domingo y Directora General de Cultura de la Secretaría de Estado de Educación y Cultura, es historiadora, especializada en estudios latinoamericanos. Es asesora de diferentes asociaciones educativas y culturales y miembro entre otras de la Comisión Dominicana del Proyecto Internacional de la UNESCO «La Ruta del Esclavo». Ha publicado un número importante de trabajos de investigación.
Al agradecer el galardón, la Dra. Celsa Albert Batista resaltó en sus palabras el pensamiento y la obra educativa del apóstol de la Independencia de Cuba y de la dignidad de América:
«Las ideas educativas de José Martí se enmarcan en su proyecto político de realización americanista y el planteamiento de las mismas va a seguir la dinámica situación y experiencia de vida que le tocó vivir al prócer cubano. De ahí que no podemos exhibir un texto en el que Martí en un lugar determinado, escribiera sobre educación. Porque en cada pueblo que él se establece y hace vida pública, analiza la realidad de esa sociedad y al exponer sus puntos de vista y planteamientos, recomienda, sugiere, propone y expone sus ideas acerca de la educación.»
Para Martí, la educación debe llegar a cada ser humano atendiendo a su desarrollo biológico-social, cronológico y circunstancias especiales. En ese sentido afirma:
«La educación comienza con la vida y no acaba sino con la muerte…la mente cambia sin cesar y se enriquece y perfecciona con los años«.
Martí trata de penetrar en el mundo de los niños para inculcar los principios morales, los conocimientos prácticos, las técnicas de elaboración y civismo.
«…En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va a la dignidad humana. Esos hombres son sagrados. Bolívar, …San Martín, …Hidalgo… El sol quema con la misma luz con que calienta… Los agradecidos hablan de la luz«.
Al referirse a la educación del campesino, Martí propondrá: «El maestro que va al campo necesita de la preparación que esté en consonancia a las exigencias del campesino, cargado de conocimiento intuitivo y empírico, diferente al hombre urbano, para poder realizar una labor verdaderamente fructífera«.
Martí orienta a que no se debe capitalizar de manera enajenante las condiciones de hermosura de la mujer, pues sería cosificarla… Advierte que su educación-formación no la debe desnaturalizar como ser humano-mujer, sino que debe fortalecer su identidad de género y asumir con dignidad y seguridad su ser y estar social…
«Si la educación de los hombres es la forma de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia a los hombres que de ella han de surgir»
«Se ha de preparar a la mujer para que no tenga que salir a vender besos si quiere comprar panes y pueda en mar revuelto remar sola…»
Martí pone de manifiesto la importancia de ofrecer educación a los indios… hace énfasis en que ésta debe operar de acuerdo a sus condiciones, posibilidades y urgencias…: la tierra, sus diferentes usos… sus beneficios… los distintos recursos naturales.
En sus planteamientos teóricos y prácticos de la educación, Martí considera al maestro un agente de cambio que se inserta donde el alumno es pensado también como crítico y problematizador de la realidad lo perfila además como guía participante del proceso de la educación que deberá impulsar y transformar. A la escuela la define: » En la escuela se ha de aprender a cocer el pan de que se ha de vivir luego «. «Cada casa limpia y ventilada es una escuela «. La escuela se crece para Martí en alcances y compromisos y así como hace de cada casa una escuela, hace de cada hombre o mujer un maestro (a) que forja los nuevos caminos del futuro.»
«Un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus manos; empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud… la costumbre de servilismo pasado, … las memorias de debilidad y de lisonja que las dominaciones despóticas usan como elemento de dominio sobre los pueblos esclavos«.