El problema de la tenencia de la tierra en Bolivia es uno de los más críticos y refleja claramente las contradicciones entre diferentes sectores de la población. Por un lado, están los excluidos, quienes han sido despojados de los medios necesarios para su subsistencia.
Por otro, se encuentran los sectores poderosos, que han permanecido en el poder político y económico durante décadas, enriquecidos a través de la usurpación de tierras y la consolidación de grandes latifundios, a pesar de que estos últimos están prohibidos por la Constitución. Esta situación no solo perpetúa la desigualdad, sino que también alimenta el conflicto social en el país.