La existencia de yacimientos hidrocarburíferos se verifica mediante la perforación de pozos exploratorios, lo que permite evaluar características clave de la roca reservorio, como la porosidad y la permeabilidad. Con estos datos, se estima el “Petróleo Original in situ” y el “Gas Original in situ”, lo que lleva al cálculo de las reservas recuperables. La recuperación de un yacimiento petrolífero oscila entre el 10% y el 60%, mientras que para un yacimiento gasífero puede alcanzar entre el 50% y el 90%.
La explotación de yacimientos no sigue un único patrón; depende de los intereses de las empresas, que buscan retornos rápidos, o de los países, que pueden priorizar la recuperación a largo plazo. La extracción eficaz de hidrocarburos se basa en la capacidad de recuperar más de lo estimado en las reservas probadas. Cuando la presión del yacimiento no es suficiente, se utilizan métodos de recuperación asistida.
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