El artículo retoma la controversia internacional sobre el control de las aguas del Silala, un tema de tensión entre Bolivia y Chile. En 1908, se otorgó una concesión a la empresa The Antofagasta & Bolivia Railway Co. Ltda. para usar estas aguas en locomotoras, pero la empresa las vendió en Antofagasta, ignorando el propósito original. Este incumplimiento ha sido un punto de conflicto entre ambos países, ya que las aguas siguen siendo cruciales para la minería en el norte chileno.
Este caso ilustra cómo los derechos de las empresas sobre recursos naturales pueden prevalecer sobre los intereses locales y nacionales, afectando la soberanía y generando conflictos internacionales. A pesar de recientes normativas que priorizan el agua para consumo humano y la producción agropecuaria, las regulaciones actuales siguen favoreciendo el uso minero del agua.
