Desde septiembre, Colombia vive intensas movilizaciones sociales e indígenas, exigiendo al gobierno de Uribe el cumplimiento de sus compromisos. Destacan la huelga de 10 mil corteros de caña en Valle del Cauca, quienes laboran en condiciones precarias y demandan contratos laborales justos y salarios dignos.
A pesar de la represión, la huelga ha tenido un fuerte respaldo. El gobierno, sin embargo, ha intentado deslegitimar el movimiento acusando a los huelguistas de estar infiltrados por las FARC.