Durante la fundación de la República, la minería de la plata en Potosí enfrentaba una crisis severa, con minas abandonadas e inundadas y escasez de trabajadores y mercurio. Esta situación era un eco de la destrucción causada por la guerra de independencia, que transformó la región altiplánica, antes próspera, en un paisaje irreconocible.
Los tiempos de esplendor del siglo XVI y principios del XVII, cuando Potosí contaba con más de 100,000 habitantes y se consolidaba como un centro vital del capitalismo europeo, parecían lejanos. Solo quedaban recuerdos en la memoria de la oligarquía de Chuquisaca, contrastando con un Potosí despoblado y en decadencia.
