A finales del año pasado y en los primeros meses de este año, Bolivia comenzó a sentir los efectos de la crisis económica internacional, aunque estos aún no han sido drásticos. Esta situación ha evidenciado las profundas diferencias entre las visiones de la iniciativa privada y el gobierno para enfrentar la crisis.
Mientras la oposición política ha mantenido una postura destructiva sin proponer una visión constructiva para el país, la reacción de la iniciativa empresarial ha sido igualmente problemática. En enero, tras el referéndum sobre el límite de tierra en la nueva Constitución, empresarios cruceños amenazaron con desabastecer el país de alimentos, reflejando una falta de colaboración en tiempos de crisis.