Bolivia: el oro asesino
La Amazonía y sus habitantes, amenazados por el calentamiento global y la deforestación, también se ven muy afectados por la explotación de las minas de oro.
En Bolivia, la minería de oro ha provocado la destrucción de millones de hectáreas de bosques y una grave contaminación con mercurio, un contaminante utilizado en la extracción de oro. Esta contaminación afecta a los ríos, de los que dependen los pueblos indígenas para alimentarse, en particular el pescado, su principal fuente de alimentación. El Parque Nacional Madidi, ubicado al norte de La Paz, se encuentra seriamente amenazado.
Esta reserva, una de las más grandes del mundo con una biodiversidad excepcional, alberga a 31 comunidades indígenas que viven en sus tierras ancestrales. Sin embargo, el aumento de los precios del oro y las políticas pro minerías de Bolivia han aumentado el número de minas, a menudo ilegales, en la región. Esto pone en peligro no sólo el ecosistema único del parque, sino también a las poblaciones locales.
Estudios recientes revelan que los niveles de contaminación por mercurio en estas comunidades indígenas son siete veces superiores a los límites permitidos, amenazando gravemente su salud. La contaminación por mercurio en las vías fluviales representa una verdadera catástrofe para estas poblaciones.
Bangladesh: la revolución de la generación Z
El 5 de agosto de 2024, Sheikh Hasina, primera ministra de Bangladesh durante más de 15 años, huyó del país a bordo de un helicóptero. El autócrata derrocado es expulsado del poder por una revuelta estudiantil sin precedentes en la historia del país. Sin embargo, ha despertado la esperanza de todo un país, a través de la liberalización de la economía, al sacar a millones de bangladesíes de la pobreza a través de la industria textil en particular… Pero rápidamente, la «dama de hierro» reforzará su autoridad, erigida un culto a la personalidad en torno a su padre, el jeque Mujibur, padre de la Independencia, y eliminar a todos los opositores políticos, periodistas o artistas del país que critiquen al gobierno.
Esto sin contar con los estudiantes de la Universidad de Dhaka, una “generación Z” necesitada de empleo, futuro y esperanza, que estuvieron en el origen de la revolución de julio.
Inicialmente, estos estudiantes se manifestaron contra una reforma de la función pública en la que un tercio de los puestos se reservarían para las familias de los combatientes de la Guerra de la Independencia, cercanas al poder. Símbolo de la corrupción y el nepotismo del régimen, la ley de cuotas desencadena la revuelta. Las universidades están bloqueadas. Sheikh Hasina elige la represión.
Las imágenes de policías disparando a quemarropa a jóvenes provocarán el malestar nacional y la desvinculación de gran parte de la población. Casi 1.000 estudiantes murieron, pero el movimiento nunca se debilitó. Abandonada por el ejército, Sheikh Hasina se ve obligada a huir.
Nuestro equipo siguió a los nuevos líderes del gobierno y se reunió con las víctimas del régimen del ex primer ministro.