La crítica a la «ciencia» y la «democracia» moderna destaca la incapacidad de las transnacionales para manejar sus propios desastres, como el derrame del Deepwater Horizon y el colapso de la geotermia en Tatio, Chile. A pesar de los compromisos de crecimiento y desarrollo, estas industrias extractivas provocan calentamiento global y desplazamiento de poblaciones, mientras el Banco Mundial continúa apoyando prácticas dañinas.
A medida que se acercan cumbres climáticas como la de Cancún, las promesas de acción real son opacadas por intereses económicos, dejando en evidencia la hipocresía de líderes que critican el capitalismo mientras se benefician de él. La falta de un acuerdo vinculante en estas cumbres refleja la desconexión entre los discursos políticos y la realidad de las transnacionales.