Septiembre y octubre de 2008 marcaron el colapso financiero de Estados Unidos, evidenciando la crisis del capitalismo y su modelo neoliberal. Wall Street sufrió una caída significativa, y a pesar de las medidas del gobierno estadounidense, se prevé que la crisis impacte a economías globales, incluyendo la de Bolivia.
Sin embargo, el Banco Central de Bolivia reportó reservas de 7.800 millones de dólares, que podrían amortiguar los efectos de la crisis. A pesar de las oportunidades para la integración económica en América Latina, la realidad es preocupante: mientras se destinan enormes sumas para rescatar a banqueros, las necesidades urgentes como agua y alimentación continúan desatendidas.
La FAO estima que 925 millones de personas padecen hambre, y solucionar esta crisis requeriría solo una fracción de lo destinado a los rescates financieros.
