Los impactos de una carretera que atraviesa la Chiquitania no tienen respuesta
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Cinco años de diálogos, negociaciones, desencuentros y falta de respuesta transcurrieron para que finalmente las centrales indígenas de las antiguas misiones jesuíticas consigan un Plan para Pueblos Indígenas (PPI) para paliar las afectaciones que traerá la carretera que atraviesa esta parte de la Chiquitanía.
La carretera unirá los municipios de San José de Chiquitos, San Miguel, San Rafael y San Ignacio de Velasco, en el departamento de San Cruz, con financiamiento del Banco Mundial y las obras de ingeniería de la empresa China State Construction. El PPI tiene el objetivo de “mitigar los posibles impactos del proyecto…, tomando en cuenta que este activará una serie de procesos socioeconómicos con efectos sobre la dinámica sociocultural de las comunidades de la zona”.
Hace más de cinco años, las comunidades indígenas del tramo se vieron sorprendidas con el proyecto de la carretera porque el gobierno boliviano no había realizado una consulta previa, libre e informada sobre sus intenciones de construir esta infraestructura. Esto fue así, a pesar de que las salvaguardas del Banco Mundial para la financiación de estas megaobras prevén la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas en todo el ciclo del proyecto.
En el año 2015, el gobierno tenía ya un PPI definido sin haber tomado en cuenta el criterio de las autoridades originarias. Este instrumento había fijado 3,6 millones de bolivianos para uso de las cuatro centrales indígenas, cada una de ellas formada por decenas de comunidades de base.
Desde el inicio de las obras en 2019, los caciques de las centrales indígenas demandaron participar en la definición del PPI porque tenían discrepancias sobre la distribución y destino del presupuesto. En diciembre pasado, la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) y representantes del Banco Mundial se reunieron con las autoridades indígenas para conversar sobre este punto.
Luego de mucha insistencia y casi un año desde la última reunión, el presupuesto asignado a las centrales indígenas subió a 9,3 millones de bolivianos. Estas obtuvieron el compromiso de que se asignará, a cada una, entre 1,9 millones y 3 millones de bolivianos.
El cacique de la Asociación de Cabildos Indígenas de San Ignacio de Velasco, Fernando Rojas, explicó: “Satisfecho, uno nunca queda, pero ese dinero va a dar para medio construir la sede, eso es lo importante”.
El dinero está orientado a construir una o dos sedes de las centrales indígenas, formar agentes comunitarios de salud y mujeres emprendedoras, equipar un taller para formación técnica humanística en San Rafael, proyectos productivos (ganadería y artesanía), perforación de pozos de agua en San José y fortalecimiento organizacional. El PPI también incluye a la TCO ayorea Santa Teresita que está a 60 km del eje carretero porque el proyecto de la carretera considera que el impacto llegará a esta población.
Los representantes indígenas, la ABC y el Banco Mundial podrían cerrar el acuerdo sobre el PPI a mediados de este mes de enero.
“Ahora no se hacen consultas previas, no se toma en cuenta el principio precautorio que está en el convenio de Escazú, del que Bolivia es parte. Las autoridades se van directo a la compensación. No hay consulta acerca de cómo mitigar, minimizar el impacto. Es siempre un canje: yo voy a hacer esto y te doy esto otro”, dice Sara Crespo, encargada de proyectos de Probioma, institución que trabaja en la región hace más de quince años.
El gobierno solo llevó a cabo consultas públicas en los cuatro municipios dirigidas a la sociedad civil en general: representantes cívicos, de juntas vecinales, de sectores urbanos, de propietarios privados y de indígenas.
Sara Crespo explica que es usual que las autoridades vayan, comunidad por comunidad, a conversar con las poblaciones, en lugar de reunirlas junto a sus representantes para darles información y consultarles su opinión. “Hay comunidades de 15 familias, se sienten solas (frente a la autoridad). Estando juntas existe mayor posibilidad de negociación”, explica.