Creada en 1989 y resguardada por ley en 1992, la Reserva Tariquía es una importante fuente de agua para el sur de Bolivia y uno de los mejores ejemplos conservados del bosque tucumano-boliviano.
Sin embargo, a pesar de la constante resistencia de seis comunidades que habitan el parque, el gobierno, junto a empresas como Petrobras y YPFB Chaco, buscan reactivar los bloques exploratorios dentro de la reserva natural.
De hecho, las evidencias nos muestran que no existe intención de preservar la RNFF Tariquía, y concretamente desde 2014 se percibe la urgencia de desmantelarla y de enfrentar a las y los defensores que se resisten a ese proceso.
Tras el cambio en su Plan de Manejo, casi en silencio y violando el derecho de consulta previa, se dió pase libre a las actividades extractivas a través de una nueva zoníficación, que redujo los sectores de protección afectando principalmente el núcleo de la reserva.
Por otra parte, en 2015, Evo Morales emitió el Decreto 2366 que sentenció la intangibilidad de las 22 áreas protegidas nacionales y comprometió el 55% de Tariquía para proyectos hidrocarburíferos.
Este año, el presidente Luis Arce anunció una inversión de 500 millones y 1550 millones de dólares para el plan de reactivación petrolera para los próximos 4 años. Pero, la oposición de pobladores, defensores y activistas no da tregua al daño ambiental que esto podría producir dentro de Tariquía.
Tariquía sigue movilizada y en emergencia. Conoce testimonios y más datos del hecho en este Boletín informativo en colaboración con la CONTIOCAP.