YPFB aprovecha cierre de pasivos en Aguaragüe para rehabilitar pozos y perforar nuevos (Economía Bolivia, 20.3.14)
(Alejandro Zegada/ El País).- El investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), Jorge Campanini, nos da un panorama actualizado de la situación hidrocarburífera en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado (PNAMI) Aguaraüe, enfocado en el contexto de persistente incertidumbre sobre las reservas gasíferas en el país.
El País (EP). ¿Cuál es el estado de los pasivos ambientales que cerró YPFB el año pasado?
Jorge Campanini (JC). El año 2010 la estatal YPFB inició tareas de remediación de los pasivos petroleros en el PNAMI Aguaragüe, esto a partir de la constante demanda del pueblo guaraní sobre los impactos de estas estructuras en su territorio. El estudio de la consultora Quebracho (2007) evidenció la urgencia del cierre de 3 pasivos para una fase inicial, estos se encontraban en los campos Sanandita (SAN X3 y SAN 31) y Caigua (CAI 8) en los cuales ya se concluyó – y se constató – las tareas realizadas por las empresas que contrató YPFB.
Estas tareas fueron fundamentalmente la clausura y abandono del pasivo además de la recuperación de los suelos afectados. Este plan de abandono contiene una fase de control y monitoreo que evalúe la calidad y efectividad del trabajo ejecutado además se realiza otros estudios independientes que ayuden a corroborar la situación en la que se encuentran las zonas afectadas por estos pasivos.
EP. En enero comunarios denunciaron que el petróleo había ya llegado a contaminar las aguas de la represa Caigua. ¿En qué consistió este problema y cómo se lidió con él?
JC. Una de las vertientes que alimenta la represa de Caigua es evidentemente la que viene con la quebrada del mismo nombre y donde se encuentran dispuestos todos los pasivos –alrededor de 10-. En la década del 70 se inició los trabajos en la zona y a partir de allí se generaron los problemas ambientales.
Lo curioso es que aun conociéndose que dicho afluente presentaba elevadas concentraciones de petróleo, la gobernación regional ejecutó de igual manera la construcción del embalse de Caigua el año 2010 y con los trabajos de perforación actuales que realiza la empresa Chaco aumentó el riesgo de contaminación de la presa. Otro de los temores y preocupaciones de los comunarios, además, es el riesgo de colmatación del embalse por las riadas que llevan material suspendido generado por las actividades.
EP. También en enero se conoció que el pozo Los Monos 11 (LMS-11), perforado en 1976, estaba abandonado y con fuga de gas. YPFB Chaco se habría trasladado al lugar para solucionar el tema, aunque no se conocieron muchas más novedades al respecto del trabajo concreto que realizaron. ¿En qué quedó esta situación?
JC. El pozo LMS–11 registró fugas a partir de diciembre del 2013 y contrató a la empresa Boots & Coots para coadyuvar en la tarea de cierre, el que se hizo efectivo casi un mes después de haberse denunciado el hecho. Según se conoce mediante los medios es que la petrolera realizó un cierre del pozo mediante la colocación de un tapón de cemento, este método está establecido en la reglamentación sectorial y además contempla que se realice un control adicional de posibles fugas.
Lo interesante es que en esta quebrada se encuentra el principal ducto que viene de los campos san Antonio – sábalo y margarita el cual atraviesa más de 2 km la serranía y se encuentra enterrado en el lecho del rio de la quebrada de Los monos. Esto ha cambiado sin duda el paisaje de la zona, además que la misma naturaleza se encargó de desgastar y destruir en algunos casos la infraestructura de protección de este poliducto, lo cual nos recuerda al grave accidente del 2006, donde la ruptura en la quebrada de los monos registro una fuga de 8800 m3 de condensado y cuyos impactos ambientales no se conocen aun en toda su magnitud.
EP. Me comentaste antes que YPFB aprovecha el tema de entrar a cerrar pasivos ambientales para, después de cerrarlos, volver a perforar ahí mismo para seguir extrayendo hidrocarburos. ¿Puedes explicar en qué consiste esto?
JC. Un hecho por demás interesante sucede en la actualidad. Paralelamente a los trabajos de abandono se realiza la perforación de un pozo exploratorio CAI–1001 y la intervención/rehabilitación de otro CAI-X11 –el caso de Caigua-. Esto ocasiona varias protestas por parte de las comunidades de la zona, pues denuncian que los acuerdos arribados con la estatal petrolera no incluían el desarrollo de estas tareas y que esto pondría en riesgo la presa de Caigua, la misma que abastece a las comunidades en tema de riego.
La empresa ha anunciado que en la presente gestión se proseguirá con las intervenciones de los pasivos, con la intención de incrementar las reservas positivas que se registraron con el pozo CAI–X11. Queda claro que el presupuesto de esta gestión de YPFB indica la intervención de 13 pozos, en estos términos entendemos entonces que no serán tareas de cierre y abandono de pasivos como tal, sino más bien de desarrollo de antiguos yacimientos. Vale recordar que el informe de pasivos ambientales en el departamento de Tarija señala la existencia de 315 pozos perforados desde 1923 al 2005.
Otro aspecto importante y al cual debería prestarse la atención correspondiente se refiere a que dentro de estas tareas anunciadas, se aprobó en reunión de directorio de la estatal yacimientos, con fecha 13 de abril de 2013, realizar el proceso de contratación de empresas para la rehabilitación de accesos y planchadas en el campo Sanandita y la zona de Itavicua, debido a que los siguientes pozos en estado crítico se encuentran allí.
La pregunta es: ¿Van a utilizarse estos nuevos accesos y rehabilitación de planchadas para exploración y desarrollo?, ¿esto es independiente de los contratos SAM firmados y por firmarse? De ser así no sería algo muy grave que el Estado a través de su empresa bandera facilite tareas a capitales externos aun participando de alguna forma de los mismos. ¿Se está considerando la demanda del pueblo guaraní? ¿No existe temor a que esta lógica genere aún más conflictos en la zona?
EP. ¿Qué puede significar este tipo de accionar en el contexto de incertidumbre de las reservas gasíferas, considerando que los megacampos actuales están justo al lado del Parque?
JC. Es evidente la lógica de rehabilitación de los campos que cuentan actualmente con contratos firmados y de los cuales se tiene información geológica por su antigüedad. Además, los mismos estuvieron considerados en reserva y que dada su ubicación es muy accesible hacia la infraestructura de transporte de hidrocarburos montada en toda la región. No sería de extrañar que por el incidente pasado del pozo Los monos LMS – 11, se inicien tareas de intervención y desarrollo, dado que ya se cuenta con el acceso a esta zona.
Esto es parte de la estrategia de aumento de las reservas dado que los planes exploratorios son a mediano aliento y recién podremos visualizar si los resultados serán positivos, lo cual sucede fundamentalmente con los nuevos contratos firmados a partir de la política de licitación de áreas reservadas y cuyo principal ganador son las transnacionales, relegando a nuestras empresas a operar en yacimientos secundarios. Recordemos la última ronda donde los prospectos considerados de mayor relevancia fueron adjudicados a las empresas Petrobras (Cedro) y BG Bolivia (Huacareta).
Entonces ahora le urge al Estado aumentar las reservas de gas, con un estudio de certificación en plena ejecución y cuyos resultados serán públicos este año. Por ello se está viendo la necesidad de blindarse ante cualquier eventualidad que pueda replicar la escandalosa e impune pérdida de reservas del 2005 al 2009, o que estos resultados nos den nuevas sorpresas que cuestionen la actual política de hidrocarburos