Parque Tunari: Edificaciones arrasan con recargas acuíferas (Los Tiempos, 25.05.2014)
La región está cada vez más expuesta a sufrir desastres y falta de agua por la invasión del área protegida y la deforestación
A medida que el Parque Nacional Tunari (PNT) se llena de construcciones, que sobrepasan el límite urbanizable de la cota 2.750 metros sobre el nivel del mar, las fuentes de agua para riego y consumo de la región metropolitana se reducen dramáticamente. La concejal Isabel Caero no duda en calificar la situación como un “suicidio” para la región.
La directora del Centro de Planificación y Gestión (Ceplag) de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Carmen Ledo, advierte que si el proceso de urbanización se mantiene, el 70 por ciento de los acuíferos habrán desaparecido para 2.036. Sin embargo, hoy en día ya se siente el impacto de la pérdida de al menos el 20 por ciento de las fuentes de recarga de agua.
Los desalentadores pronósticos sobre el PNT hacen que los motivos que dieron lugar a la creación de esta área protegida sigan tan vigentes como hace 52 años. Hace cinco décadas y luego de que una mazamorra afectó a la ciudad se impulsó la idea de proteger la ladera sur del Parque Tunari por su importancia como cinturón ecológico, zona de recarga hídrica para vertientes y pozos y para evitar que el cerro se desmorone.
Sin embargo, ni las leyes ni el peligro ambiental han logrado frenar el avance de la mancha urbana hacia el Tunari. Por los estudios técnicos se conoce que actualmente existen cerca de 5.000 construcciones que de incorporarse plenamente al mercado de tierras representan un negocio inmobiliario estimado en 50 millones de dólares.
El tiempo y los largos procesos para contar con un plan de protección y manejo del PNT han servido para que las urbanizaciones se consoliden, alentados por grupos de abogados y representantes políticos que se comprometen a regularizar los asentamientos ilegales, en tiempos de elecciones.
Aunque el debate sobre mantener o modificar la cota 2.750 está latente, el dilema es que las construcciones están fuera de control. El Sernap, principal instancia encargada de proteger los parques, responsabiliza del avance de las construcciones a los municipios. Pero, a la vez trabaja en la georeferenciación de la cota a pedido de las comunidades, con el argumento de que la normativa se olvidó de delimitar en terreno el área protegida. Por ello, ahora se ponen mojones en Sacaba.
La presión de las urbanizaciones sobre el PNT es permanente. Por un lado, están las comunidades que amparadas en la Constitución Política del Estado reclaman el acceso a los servicios básicos. Luego, se encuentran las urbanizaciones sencillas y lujosas, que se conectan a los servicios que gestionan las comunidades.
Las cifras dan cuenta de que el municipio de Cercado es el que más hectáreas ha invadido. Después, están Sacaba y Tiquipaya. Sin embargo, Quillacollo y Vinto ya han comenzado a sentir los efectos del crecimiento urbano con la aparición de viviendas en el área protegida y con incendios forestales.
La problemática es un motivo de conflicto permanente al punto de que los municipios de Independencia, Morochata y Cocapata han expresado su interés para dejar de pertenecer al Parque Nacional Tunari. La demanda del sector recién será analizada en octubre, porque se trata de un tema “sensible”, según el ministro de Medio Ambiente y Agua, Antonio Zamora.
En los últimos años, las acciones para contener el avance de las urbanizaciones han sido insuficientes. Sólo se tiene una sentencia judicial de 2011 que condenó a dos loteadores a seis años y disponía el inició de los trámites de demolición de la urbanización Santa Cecilia, en el municipio de Cercado. La sentencia fue resultado de un largo proceso de investigación, iniciado por el Sindicato Central Taquiña, para desalojar a 100 familias asentadas sobre un acuífero y la franja de seguridad de las torrenteras Pintumayu y Pasaje Mayu. El caso se abrió por daño ambiental y destrucción de bienes del Estado.
EL RIESGO LATENTE
La historia del Parque Nacional Tunari está ligada a uno de los peores desastres naturales, que se registró en 1958, con un deslizamiento de mazamorra que provocó la formación de una quebrada conocida ahora como Ch’aquimayu, ubicada entre la ciudad y el municipio de Sacaba. El hecho confirmó la vulnerabilidad de la ladera sur de la cordillera, que incluso antes sufría por el desprendimiento de sedimentos, durante la temporada de lluvias, debido a la erosión.
Posteriormente, se impulsó un debate cívico que culminó en acciones para resguardar la ladera sur del Parque Nacional Tunari con un trabajo integral.
LA FINALIDAD
El Centro de Levantamiento Aeroespaciales y Aplicaciones SIG para el desarrollo sostenible de los recursos naturales (CLAS) de la UMSS, dijo a través de un estudio que: “El Parque Nacional Tunari fue creado con la finalidad de evitar la degradación de la vegetación, la erosión y los peligros de inundación, además de proteger las fuentes de agua de las lagunas de altura y la zona de recarga de acuíferos de la vertiente sur del parque. Al ser declarado un área protegida con la categoría de Parque Nacional tiene por objeto la protección estricta y permanente de muestras representativas de ecosistemas a nivel departamental”.