Ricos y pobres sacan su tajada a riberas del Piraí (El Deber, 28.10.2013)
La intención de construir la Quinta Municipal en un área próxima al río Piraí devuelve al tapete la forma permanente en que se agrede a este cinturón ecológico de Santa Cruz y otros municipios.
Ni el turbión del ‘83 lo corrió del lugar. Isaías Gonzales perdió todo en esa ocasión, pero volvió a reconstruir lo poco que tiene, un cuarto de madera rodeado por un montón de fierros viejos, botellas de plástico recolectadas y otros desperdicios que trae en su carrito tirado por caballos. Tiene cuatro hijos y su familia es una de las 24 que conforman este rancherío bautizado como barrio Santa Rita.
El puñado de casas de madera está dentro del cordón ecológico del río Piraí, al oeste de la capital cruceña, y la mayoría de sus pobladores vive de alquilar carrozas o caballos en las cabañas del Piraí. Al frente, en el municipio de Porongo y como vecinos del mismo afluente, hay una hilera de enormes casas, con pinta de mansiones, además de nuevas estructuras que se levantan hacia el cielo sobrepasando la copa de árboles que quedan en el lugar, también a pocos metros del cauce del río.
Según el oficial mayor de Ordenamiento Territorial de Porongo, Edison Algarañaz, las normas de ese municipio permiten la construcción de casas a solo 100 metros del lecho del río, por la mayor altura que tiene el terreno con relación al municipio cruceño, entre cinco y siete metros más. “Ese es nuestro PLUS a diferencia de Santa Cruz”, dice. Sin embargo, el Plan de Uso de Suelo (PLUS), con rango de ley desde 2003 para todo el departamento, señala que el ‘bosque de protección’ en los cursos importantes de agua, como el río Piraí, entre otros 13 afluentes, debe tener un kilómetro a partir de la orilla del río, prohibiendo la agricultura, ganadería y asentamientos humanos en esa zona.
La megaconstrucción más próxima al río es Plaza Comercial Urubó. A diferencia de otras que tienen que contar con el manifiesto medioambiental de la Gobernación de Santa Cruz, esta tiene un aval nacional, el mismo que fue otorgado a la urbanización Colinas del Urubó, según Algarañaz. Es una inversión de $us 5 millones.
Siguiendo el mismo recorrido sobre el río, pero esta vez sobre una gran avenida que se abre hasta la altura de la Busch (de la capital), el Urubó se sigue llenando de grandes construcciones, sobre todo edificios de departamentos, oficinas y hoteles. Desde este punto, se ve el río.
Más asentamientos
En el lado del municipio cruceño, las construcciones tampoco paran. El barrio más consolidado parece ser el Ambrosio Villarroel, cerca de las cabañas del Piraí. Doña Nancy, una cochabambina que vive en esta zona desde hace ocho años, asegura que tienen energía eléctrica de CRE, agua potable de Saguapac y telefonía de Cotas.
Según la vecina, en los últimos tiempos llegó mucha gente de La Paz que no solo construyó casas, sino que instaló talleres de costura en el lugar.
Puerto Busch es otro ‘barrio’ de la zona ecológica, a un lado del ingreso al puente del Urubó. Pese a tener más de 18 años de existencia, es pobre. Selvira Ruiz cuenta que todo surgió desde que algunas mujeres empezaron a vender somó, asadito y refrescos a los dragueros que trabajan en el Piraí. Poco a poco, ella, su esposo y el resto de la gente fueron levantando casas rústicas en el lugar. Hoy no piensan irse por ningún motivo, aunque las autoridades ordenen lo contrario. “Siempre supimos que esto no es de nosotros, pero vamos a tener que charlar porque es nuestra fuente de trabajo”, advierte. Y es que siguen viviendo de la extracción de áridos. Los chicos van a colegios cercanos como el ‘Gladys Rivero’.
Sus habitantes creen que pese a su pobreza están mejor ahí, por su cercanía a la ciudad (cuarto anillo), lo que les facilita conseguir trabajo.
Se estima que en el área de protección ecológica que abarca desde El Torno hasta Montero existe una treintena de barrios.
Los dragueros
A todo esto se suma la proliferación de dragueros, obreros y empresarios. En el kilómetro 12 de La Guardia, el miércoles trabajaban 10 dragas de una asociación. En menos de media hora, más de cuatro camiones salieron con ripio y arena. Según los ripieros, su asociación tiene personería jurídica, pero aún espera la autorización del Gobierno Municipal de la zona.
A menos de 100 metros del río, se levanta una enorme construcción a medio terminar. Está en los predios de la empresa Dracruz, dedicada a la extracción, producción y provisión de áridos y agregados en varios puntos del Piraí. A pocos metros de ahí, la zona está llena de casas que son parte de la urbanización Nueva Esperanza. En julio de 2011, el Servicio de Encauzamiento de Aguas y Regulación del Río Piraí (Searpi) detectó 58 zonas críticas de degradación y contaminación por la extracción de áridos. Se planteó una pausa ecológica de seis meses, pero las autoridades no la aplican por el rechazo de los ripieros
MÁS DATOS
Una gran extensión
El cordón ecológico tiene más de 1.500 hectáreas, entre El Torno y Montero. Cada vez está más invadido. Lo mismo sucede con el curichi La Madre, que también es parte de este ecosistema de la ciudad.
LAS CABAÑAS DEL PIRAÍ
Según los cabañeros, de las 50 cabañas solo cinco están muy pegadas al dique del Piraí, por lo que deben ser trasladadas.
DENTRO DE LA MANCHA URBANA
La ampliación de la mancha urbana incluirá al barrio Ambrosio Villarroel y otros que están cerca del río.
MÁS PROTAGONISTAS
Un caso bullado Sin sanción
Osman Arias – FISCAL
En abril de 2012, la Fiscalía dispuso la detención del arquitecto Carlos Shraer como uno de los supuestos responsables de la deforestación en un área considerada como parte del cordón ecológico y cuyo propietario sería Juan Carlos Vásquez F. Posteriormente, Shraer fue liberado por una sala de la Corte Superior de Justicia. El fiscal Arias pasó el caso a la Unidad Anticorrupción del Ministerio Público donde sigue sin un resultado.
SIN MUCHOS MEDIOS
Subof. Terrazas y Fernández – POLICÍA MONTADA
El cordón ecológico es custodiado entre las cabañas del Piraí y el puente del Urubó por cuatro a seis efectivos de la Policía Montada. Se valen de caballos para cruzar parte del río, porque no tienen cuadratracks. Dos de las monturas fueron regaladas por los cabañeros. Estos también les dieron almuerzo gratuito por un tiempo, pero ahora nada, según los policías. Solo hay un carro patrullero. Los policías custodian de 10:00 a 19:30.
Se amparan en una ley
Freddy Contreras – Pres. Asoc. de cabañas del Piraí
Los 50 dueños de cabañas del Piraí se resisten a ser trasladados, como lo plantea la Alcaldía, y se amparan en la Ley 416 que declara a estas cabañas “Patrimonio Nacional, Cultural y Turístico del Estado Plurinacional de Bolivia”. Están haciendo gestiones ante el Ministerio de Culturas. Según Contreras, el proyecto de la Alcaldía plantea un ‘patio de comidas’ con todas las cabañas de 10 por 20 metros. Eso también lo rechazan.
ANÁLISIS
Los intereses comerciales prevalecen sobre las normas
Luis El-Hage | PRES. COL. ARQUITECTOS
El río Piraí es parte del ecosistema de la ciudad de Santa Cruz. El mismo municipio cruceño tiene un proyecto de un gran Parque Metropolitano, pero que está prácticamente archivado. Solo se ha avanzado en el proyecto de lo que se quiere hacer con las cabañas del Piraí.
Si bien el PLUS establece que no haya asentamientos a un kilometro del río, el radio urbano lo invade por el crecimiento de la ciudad. Debería haber una reglamentación específica del contacto de la ciudad con esa zona. Lo mismo está pasando en el Urubó. Falta coordinación entre los gobiernos departamental, municipal y la ABT. Eso permite que se tomen decisiones unilaterales. No se está manejando bien este tema. En gran parte del Urubó se utiliza el sistema de alcantarillado superficial, las aguas servidas son largadas directamente al suelo. Todavía no se tienen lagunas de oxidación.
Además, son suelos aluvionales, muy frágiles, poco estables, por lo tanto, si se deforesta las laderas de los ríos es muy fácil que erosionen. Los ríos, mares y el agua natural o artificial siempre han sido atractivos visual o ambientales que más los disfrutamos mientras más cerca de ellos vivamos, pero eso se convierte en una agresión al medioambiente. Los intereses comerciales prevalecen sobre las normas
COLECTIVO ÁRBOL SUMA SEGUIDORES EN UN AÑO
La voz ciudadana para la protección y preservación de la naturaleza en la urbe cruceña tomó cuerpo el 26 de octubre del año pasado en lo que hoy es el ‘Colectivo Árbol’. Según sus impulsores, ya tiene más de 3.500 seguidores y muchos interesados en otros departamentos de seguir los mismos pasos.
Alejandro Crespo, responsable de este movimiento, lamenta la depredación qiue existe a lo largo de las riberas del Piraí en los diferentes municipios. “Las urbanizaciones en el Urubó, los edificios en los alrededores del curichi La Madre, las construcciones por las fraternidades próximas al río, todo eso afecta al área protegida”, explica. “No ha habido ninguna iniciativa integral de todos los municipios responsables de este cordón ecológico para tratar de frenar estos problemas”, añade.
Según Crespo, por las limitaciones económicas y logísticas, ‘Colectivo Árbol’ se ha propuesto por el momento defender las áreas verdes urbanas. “Somos voluntarios. Cuando empezamos era difícil ir por las calles diciéndole a la gente que no corte árboles, al principio estaban a la defensiva, pero ahora la misma gente nos envía sus denuncias. En el caso de la Quinta Municipal fueron los propios vecinos que subieron a nuestro facebook el álbum de fotos de la muralla que puso la Alcaldía y de los árboles cortados”, relata.