La crisis económica mundial ha impactado fuertemente a Bolivia, especialmente en el sector minero, donde se han producido despidos masivos en minas privadas y cooperativas. Este regreso del fantasma del desempleo, similar a lo vivido en 1985, ha llevado a los mineros a movilizarse por sus derechos laborales y la defensa de una jornada de 8 horas.
La crisis del sector minero se ha visto impulsada por la caída de los precios de los minerales, relacionada con la crisis hipotecaria en Estados Unidos en 2008 y el colapso de Wall Street. Además, la disminución de la demanda de minerales por parte de países asiáticos como China e India, así como la reducción en la demanda de zinc debido a la caída en la producción de automóviles y en el sector de la construcción en el norte, han agravado la situación.