Hno. Paul McAuley
Presidente de la Red Ambiental Loretana
Iquitos
Las poblaciones de Cajamarca son testigos de las ofertas de Obispos para arbitrar o propiciar el “diálogo” en la coyuntura difícil. Pero la situación crítica de esas poblaciones y del ecosistema en que viven provoca otra interrogante. ¿En esta batalla desigual – de poderes político/económicos super grandes contra poblaciones frágiles – la Iglesia puede quedarse “neutral”?
Si fuera un mundial de futbol entre España y Francia, capaz la Iglesia pudiera ofrecer arbitraje. Pero en el caso de Conga, Yanacocha, como de concesiones para agro combustibles, los equipos no son iguales. Algunos tienen el apoyo económico y político no sólo de grandes grupos de poder sino de estados superpotentes. Y esperando en la otra mitad del campo están las poblaciones indefensas, buscando asegurar las condiciones básicas para la vida.
“…Se debe tener presente que separar la gestión económica, a la que correspondería únicamente producir riqueza, de la acción política, que tendría el papel de conseguir la justicia mediante la redistribución, es causa de graves desequilibrios.” (Benedicto XVI Caritas in Veritatae 36)
La Iglesia propone “buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los poderes económicos y tecnológicos. Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal manera que puedan lograr su justo reclamo.” (Obispos en Aparecida 546)
La lección: la historia nos dice que hace 2000 años otro representante de una minoría, rebelde, irrespetuoso, anti-abusivo sembró una semilla. Fue aplastado, sacado del camino pero no vencido. Los putarbitros deben aprender la lección. A corto plazo pueden salvar sus pieles de poco valor pero la energía de la historia, de la esperanza, de la resurrección está con el equipo débil de la cancha, sin poder, sin recursos económicos.
Hno. Paul McAuley
Presidente de la Red Ambiental Loretana
Iquitos
Las poblaciones de Cajamarca son testigos de las ofertas de Obispos para arbitrar o propiciar el “diálogo” en la coyuntura difícil. Pero la situación crítica de esas poblaciones y del ecosistema en que viven provoca otra interrogante. ¿En esta batalla desigual – de poderes político/económicos super grandes contra poblaciones frágiles – la Iglesia puede quedarse “neutral”?
Si fuera un mundial de futbol entre España y Francia, capaz la Iglesia pudiera ofrecer arbitraje. Pero en el caso de Conga, Yanacocha, como de concesiones para agro combustibles, los equipos no son iguales. Algunos tienen el apoyo económico y político no sólo de grandes grupos de poder sino de estados superpotentes. Y esperando en la otra mitad del campo están las poblaciones indefensas, buscando asegurar las condiciones básicas para la vida.
“…Se debe tener presente que separar la gestión económica, a la que correspondería únicamente producir riqueza, de la acción política, que tendría el papel de conseguir la justicia mediante la redistribución, es causa de graves desequilibrios.” (Benedicto XVI Caritas in Veritatae 36)
La Iglesia propone “buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los poderes económicos y tecnológicos. Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal manera que puedan lograr su justo reclamo.” (Obispos en Aparecida 546)
La lección: la historia nos dice que hace 2000 años otro representante de una minoría, rebelde, irrespetuoso, anti-abusivo sembró una semilla. Fue aplastado, sacado del camino pero no vencido. Los putarbitros deben aprender la lección. A corto plazo pueden salvar sus pieles de poco valor pero la energía de la historia, de la esperanza, de la resurrección está con el equipo débil de la cancha, sin poder, sin recursos económicos.